Tegucigalpa – El flujo de remesas familiares superó los $9,079 millones al cierre del tercer trimestre de 2025, representando el 61% del total de divisas recibidas por Honduras a esa fecha que sumó $14,795 millones, consolidando a las transferencias de migrantes como la principal fuente de entrada de dólares al país.
Las remesas, que aumentaron un 26% ($1,187 millones) en relación a los $7,194.4 millones registrados a septiembre de 2024, representan seis de cada 10 dólares que ingresan al país, evidenciando la dependencia crítica de la economía hondureña de las transferencias enviadas por compatriotas desde el exterior, particularmente Estados Unidos.
Según datos del Banco Central de Honduras (BCH), las remesas permitieron suministrar el 100% de la demanda de dólares en septiembre, una cifra que refleja tanto la abundancia relativa de divisas como la capacidad del BCH de satisfacer completamente las necesidades del mercado cambiario durante ese mes específico.
El resto de divisas provino de sectores exportadores tradicionales. Las exportaciones de café generaron en nueve meses $1,724.9 millones ($915.3 millones en septiembre de 2024), mostrando un incremento significativo impulsado por mejores precios internacionales del grano. Le siguieron las exportaciones de servicios con $1,606.5 millones ($1,199.8 millones a septiembre de 2024).
El BCH destacó que «el mayor flujo de remesas, café y los servicios elevó el ingreso de divisas en $1,187.4 millones, en relación al mismo período del año anterior», subrayando la mejora sustancial en la disponibilidad de moneda extranjera comparada con 2024.
«Esta mayor captación de divisas, en conjunto con las medidas de política adoptadas, han permitido la estabilización gradual del mercado cambiario, resultando en una adjudicación en la subasta alrededor del 100% para septiembre de 2025, conforme a los precios ofertados por los demandantes y el monto ofertado por el BCH», señaló la autoridad monetaria, defendiendo la efectividad de sus políticas.
Las divisas captadas han permitido cubrir la demanda de diversos sectores económicos: comercio, manufacturas, sector financiero, agroindustria y pago de servicios diversos, entre otros. El BCH destacó que ha gestionado «la administración de niveles adecuados de reservas internacionales, lo que permite garantizar la estabilidad del mercado cambiario y atender las necesidades de divisas».
La paradoja de la devaluación persistente
Sin embargo, a pesar de la proclamada «estabilización» del mercado cambiario y el mayor flujo de divisas, el BCH reconoce implícitamente que estos factores «no han reducido la devaluación que supera el 5% interanual», una admisión que cuestiona la efectividad real de las políticas implementadas.
El precio de un dólar este martes 7 de octubre es de L26.27, reflejando una depreciación continua del lempira que afecta el poder adquisitivo de la población, encarece las importaciones y genera presiones inflacionarias en una economía altamente dependiente de bienes importados.
Esta paradoja—mayor flujo de divisas pero persistencia de la devaluación—sugiere presiones estructurales sobre el tipo de cambio que trascienden la simple disponibilidad de dólares, incluyendo factores como expectativas de mercado, demanda especulativa, déficit comercial estructural y posiblemente intervenciones cambiarias que buscan evitar una apreciación del lempira que afectaría la competitividad exportadora.
Las cifras también revelan la vulnerabilidad crítica de la economía hondureña ante cualquier disrupción en el flujo de remesas, considerando que seis de cada 10 dólares provienen de esta fuente que depende completamente de factores externos como las políticas migratorias estadounidenses y las condiciones económicas que enfrentan los hondureños en el exterior.
Esta dependencia adquiere particular relevancia considerando las amenazas del gobierno Trump de implementar un impuesto del 3.5% a las remesas, medida que según la economista Liliana Castillo podría reducir el ingreso de divisas entre $350 y $500 millones, impactando directamente tanto el mercado cambiario como el sustento de más de un millón de hogares hondureños.
Finalmente, aunque el BCH celebra la «estabilización gradual» del mercado cambiario, la persistencia de la devaluación del 5% interanual sugiere que los desafíos estructurales de la economía hondureña—incluyendo bajo crecimiento, déficit comercial, limitada diversificación productiva y dependencia de remesas—continúan ejerciendo presiones que las políticas monetarias actuales no logran neutralizar completamente.




