Tegucigalpa – Romeo Vásquez Velásquez, exjefe de las Fuerzas Armadas de Honduras, reveló este miércoles que se encuentra «refugiado en una montaña» tras convertirse en prófugo de la justicia hondureña. Esta declaración la realizó durante una entrevista concedida a un programa radial dirigido por la periodista Neida Sandoval, radicada en Miami.
Cuando la comunicadora le preguntó directamente sobre su ubicación actual, si estaba en Honduras o en el extranjero, Vásquez Velásquez respondió escuetamente: «Aquí estoy en una montaña», sin ofrecer detalles adicionales sobre su paradero exacto. El militar retirado añadió que lo acompaña «un grupo de amigos dispuestos a protegerlo», con quienes mantiene «la esperanza de poder rescatar la patria».
El exjefe castrense, junto a los generales retirados Venancio Cervantes y Carlos Puerto, enfrenta acusaciones por el delito de asesinato contra el joven Isis Obed Murillo. Vásquez Velásquez justificó su incomparecencia a la audiencia de cambio de medidas cautelares —tras la revocación de las medidas sustitutivas por prisión preventiva— alegando tener información sobre un supuesto plan para asesinarlo.
«Si yo no he cometido un delito, veo que esta persecución política es algo injusto, y recibo información de inteligencia que hay un plan para asesinarme», expresó durante la entrevista, añadiendo que sus abogados le aconsejaron no presentarse voluntariamente a los juzgados porque lo querían «exhibir como trofeo».
El general en condición de retiro afirmó que está buscando protección de la comunidad internacional, declarándose a sí mismo como un «perseguido político». Señaló que debido a lo que calificó como «mensajes de odio» provenientes del oficialismo, incluyendo de la candidata presidencial de Libre, Rixi Moncada, su familia ha recibido amenazas de muerte, especialmente su hija.
Vásquez Velásquez indicó que su esposa, Licida Zelaya Lobo, ha presentado una solicitud ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Washington y que el congresista estadounidense Mario Díaz Balart conoce su situación tras conversar con ella.
Las autoridades hondureñas han ofrecido una recompensa de un millón de lempiras por información sobre su paradero y lo han incluido en la lista de los diez hondureños más buscados. Sin embargo, el exjefe militar insiste en que no está huyendo, sino «protegiéndose ante una conspiración de asesinato» en su contra.
El militar retirado también expresó su negativa a entregarse mientras considera que en las cárceles hondureñas «no hay garantía de seguridad» y mientras, según sus palabras, los jueces estén «parcializados» y «haciendo los mandados al expresidente Manuel Zelaya Rosales».
