Esta película ya es el título ajeno a un gran estudio que más ha recaudado en Estados Unidos desde el inicio de la pandemia.
Por El País
Sound of Freedom (El sonido de la libertad), película-denuncia estadounidense sobre el tráfico global de menores, superó este jueves 100 millones de dólares (90 millones de euros), recaudados desde su estreno el pasado 4 de julio. Este domingo, la marca había rebasado los 110 millones. A la espera de los datos que arrojen en su primer fin de semana los estrenos-acontecimiento de Barbie y Oppenheimer, este filme pequeño, de apenas 14 millones de dólares de presupuesto, no deja de batir récords. Solo en sus primeros nueve días la habían visto cuatro millones de personas. Y lo ha conseguido proyectándose únicamente en salas de Estados Unidos, lo que la coloca con diferencia como la película no asociada a un gran esttudio más vista en los últimos tres años en este país, desde marzo de 2020, cuando empezó la pandemia, según datos de medición de ComScore.
Dirigida por el mexicano Alejandro Monteverde, Sound of Freedom cuenta la historia real de Tim Ballard, un exagente del Gobierno de EE UU que decide partir hacia Colombia, con la misión de liberar a dos hermanos hondureños. Por el camino, recata a medio centenar de niños de las garras de las mafias. La película presenta a Ballard como a un héroe en solitario, una versión rebatida con datos por algunos medios como Vice, que dedicó un amplio reportaje hace un par de años.
De paso, el filme, que aspira a fenómeno social, se ha colocado en el epicentro de la conversación cultural y hasta política en Estados Unidos, por su temática, la promoción que de ella ha hecho su protagonista, Jim Caviezel, y por las reacciones que ha suscitado. Caviezel ha citado en estas semanas repetidamente a QAnon, un complejo movimiento nacido en internet hace un lustro donde tienen cabida casi todas las teorías conspiranoicas posibles que defiendan a la derecha, apoyen a Trump y hundan la imagen de los demócratas. También, las teorías que asocian a ciertas élites liberales con el tráfico de menores.
La distribuidora de Sound of Freedom se llama Angel Studios y está centrada en audiovisual de corte cristiano y conservador; de hecho tienen en su haber una exitosa serie, The Chosen (Los elegidos), centrada en la figura de Jesucristo, financiada por donantes y que lleva más de 500 millones de visionados (en España en Movistar+). Y desde Angel han salido a defender que su hoy exitoso largometraje estaba acabado desde 2018 y que QAnon no está detrás. De hecho, su productor (además de actor y cantante), el conservador ultracatólico mexicano Eduardo Verástegui, ha reconocido que ni Disney ni 20th Century Fox, con quienes tenían un acuerdo previo, la quisieron en 2019, y que también la dejaron pasar tanto Amazon como Netflix.
Angel Studios aprovechó la ocasión y se hizo con ella a través de una ronda de financiación de micromecenazgo donde participaron unas 7.000 personas que aportaron un total de cinco millones de euros. Ahora, la distribuidora, último eslabón de la cadena y que quiere deshacerse de las etiquetas conspiranoides, ha sacado un largo post en su blog, llamado La verdad tras la película donde cuentan cómo se gestó, quién es Ballard y cuáles de los momentos que se reflejan en el trabajo son pura ficción cinematográfica. E insisten en sus comunicados en que “todo el que la haya visto sabrá que no tiene nada que ver con política ni con conspiraciones, sino que solo es una gran historia bien contada”.
La controvertida figura de Verástegui también ha marcado el tono en el que ha sido acogida. Afín a Vox y amigo de su líder, Santiago Abascal, como deja ver en sus redes, sí como del ultra húngaro Viktor Orbán, es un católico practicante que defiende la castidad antes del matrimonio. Tiene un proyecto en Los Ángeles contra el aborto, Manto de Guadalupe, y pertenece de forma activa a otro que anima al rezo a los varones en lugares públicos reservados para ellos, Rosario de Hombres; además, ha formado un movimiento político, Viva México, con el que amaga con presentarse a las elecciones del país norteamericano de junio de 2024.
Él asegura en sus entrevistas que el proyecto lo encontró a él y que Ballard le inspiró, como un “héroe de carne y hueso, real”, para hacer esta “celebración de la libertad”. Califica de “milagro” lo que vende como el triunfo del David de Sound of Freedom contra el Goliat de Indiana Jones. Otra de las cuestiones es que los espectadores, a menudo, no compran una entrada, sino dos. En el pase de la película se proyecta un código QR que anima a adquirir un boleto para quien no pueda permitirse verla (una entrada de cine en EE UU puede costar entre 12 y 25 euros).
Por su parte, el propio expresidente, ya en precampaña, ha organizado un pase privado en su residencia de Nueva Jersey al que acudieron, como ha publicado Verástegui en sus redes, tanto el productor como Caviezel y el propio Ballard, al que Trump ya nombró consejero de una comisión en su etapa presidencial. Tanto él como su organización rechazan, también, todas las posibles teorías de una conspiración. Pero Trump ya ha asegurado que “cuando regrese” (no “si” regresa) a la Casa Blanca, tomará medidas. “Acabaré inmediatamente con la pesadilla de la frontera de Biden, que los traficantes explotan con niños y mujeres vulnerables. Pediré al Congreso que todo aquel que se dedique al tráfico infantil en la frontera sea juzgado de forma inmediata con la pena de muerte”.
