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Suiza gana el festival de Eurovisión 2024 marcado por la polémica sobre Israel

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El jurado profesional ha frenado al ‘Hurricane’ de Eden Golan, contrarrestando el amplio apoyo del televoto. La impresionante actuación de Nemo con ‘The Code’, un himno a la libertad de género, se ha llevado la victoria final. España queda 22ª.

Por El País

Después de todas las tensiones vividas en el interior del Malmö Arena en los últimos días y las protestas en las calles de la ciudad sueca, el jurado de casi todos los países ha marginado a la propuesta de Israel, que se había colocado a dos días de la final en la segunda posición en las apuestas oficiales. El apoyo masivo del voto profesional a la neutral Suiza y su rupturista The Code ha contrarrestado los más de 300 puntos que el televoto ha otorgado a Israel. Nebulossa ha colocado a España en la posición 22ª con su Zorra, obteniendo tan solo 30 puntos (11 del televoto y el resto del jurado profesional), varios puestos por debajo de Blanca Paloma el año pasado, que quedo en la 17ª.

Nemo, una fuerza de la naturaleza de 24 años de género no binario que ha participado representando a Suiza, ha impresionado en directo combinando el lírico con el rap y los ritmos urbanos. A sus piruetas vocales se le han sumado las virguerías físicas que ha hecho sobre una plataforma móvil en forma de disco, como si Mika se diera al parkour y al skate. Y una letra que habla de su liberación personal, rompiendo los códigos, ha completado la propuesta que ha convencido a los millones de espectadores del festival. La ya icónica y reivindicativa The Code ha superado al gran favorito de las apuestas, el croata Baby Lasagna. Muchos espectadores contrarios a la presencia de Israel en el certamen se habían organizado desde las redes sociales para concentrar el voto en el cantante, cuyo nombre real es Marko Purišić. Así ocurrió: Croacia fue primera en el televoto global e Israel segunda. Pero Nemo logró una suma de puntos mayor debido al consenso de audiencia y jurado profesional en torno a su propuesta.

Ha sido el máximo responsable de Eurovisión, el sueco Martin Österdahl, quien se ha llevado los mayores abucheos de la noche en el estadio. Los eurofans han condenado lo que consideran una muy mala gestión de las diversas crisis que ha enfrentado el certamen en esta edición, que han desembocado en un absoluto caos en las últimas 48 horas.

A pesar de tanta polémica —entre ellas la inédita expulsión en el último minuto de uno de los favoritos a la victoria, el neerlandés Joost Klein— e himno kitsch, a esta edición le ha dado tiempo de dejar varios destellos de calidad musical y televisiva. Ha estado, por ejemplo, en la voz del francés Slimane, capaz de llenar con ella todo un estadio sin ayuda de un micrófono en Mon amour. La ha aportado igualmente Olly Alexander, una estrella del pop de fama internacional que se ha atrevido a exponerse a esta competición. El británico ha elevado el nivel del certamen con su participación. Y también el suyo propio. Mientras que la puesta en escena de su Dizzy ha estado al nivel de una entrega de premios, su interpretación vocal ha sido tanto en la semifinal como en la final mejor de lo que suelen ser sus directos en los grandes festivales de música y en sus giras. A pesar de todo, ha obtenido cero puntos en el voto popular.

En varias de sus mejores propuestas, Eurovisión 2024 se ha atrevido a romper el género en todos los sentidos. Han sido varios los artistas que se han declarado no binarios en esta edición. Además de Nemo, tampoco se aferra a un extremo, ni en cuestión de sexo ni en sonido, Bambie Thug, icono de lo que llama ouija pop, que ha competido por Irlanda con Doomsday Blue. Sobre el escenario ha planteado una espectacular película de terror de tres minutos apostando también por el rock.

La que es probablemente la final más caótica que ha vivido Eurovisión en sus 68 ediciones comenzó con la incertidumbre en torno al representante neerlandés Joots Klein, que estaba siendo investigado por la policía sueca. En la mañana del sábado, la UER confirmó en un comunicado que el cantante era elimminado de la competición “por una queja de una integrante del equipo de producción del festival, ocurrida tras la actuación del cantante en la semifinal del jueves”. La cadena pública de Países Bajos, AVROTROS, definió a través de sus redes sociales la descalificación de su representante como “excesivamente dura” y dio más detalles al respecto. “En contra lo acordado previamente, Joost estaba siendo grabado mientras salía del escenario. En ese momento, pidió en repetidas ocasiones que no quería que fuera así. Esa petición no fue respetada. Eso llevó a que hiciera un movimiento amenazante hacia la cámara. Él no tocó a la mujer que la portaba”, explicaba el ente público. “Defendemos las buenas maneras, que no se nos malinterprete en ese aspecto, pero, en nuestra opinión, solicitar su expulsión no es proporcional al incidente ocurrido. Estamos muy decepcionados por los millones de seguidores que estaban muy emocionados con la final de esta noche”.

Klein había tenido un encontronazo con la representante Israelí en la rueda de prensa del día anterior, por lo que su repentina descalificación calentó todavía más los ánimos, a pesar de los esfuerzos de la UER por aclarar que la decisión no tenía nada que ver con ninguna otra delegación participante en Eurovisión. Ante tal clima de crispación, comenzaron las cascadas de deserciones para la final. Dos recientes iconos del festival que compitieron en la pasada edición y que eran los encargados de comunicar las votaciones de sus países al final de la gala anunciaron que renunciaban a aparecer en ella minutos antes de que comenzara. Son la noruega Alessandra y el finlandés Käärijä. Mientras que ella explicó que “la situación enconada en torno al espectáculo musical de este año en Malmö”, le había hecho tomar tal decisión, él explicó que sentía que ejercer ese papel no era “lo correcto” en estos momentos.

Cuando le ha llegado el turno del ensayo final del sábado por la tarde, Bambie Thug, que ha participado representando a Irlanda, tampoco ha aparecido sobre el escenario, aumentando la incertidumbre sobre cuántos países iban a competir finalmente. Activista propalestina, ha explicado a través de su cuenta de Instagram que su ausencia estaba relacionada con varias quejas que había presentado ante la UER en torno a los comentarios despectivos que el comentarista de la televisión pública israelí había hecho sobre su actuación sobre el escenario y su presencia en el certamen, lo que consideraba era una forma de romper las normas de respeto de Eurovisión.

Mientras todo esto ocurría en el seno del Malmö Arena, en las calles del centro de la ciudad se celebraba una nueva manifestación en contra de la participación de Israel en Eurovisión, como había ocurrido el jueves, horas antes de que Eden Goldan actuara en la semifinal con su tema Hurricane y se convirtiera en una de las favoritas a ganar el certamen gracias al apoyo del televoto.

Bambie Tugh, representante de Irlanda, no ha participado en el ensayo oficial de la final, aunque sí ha actuado en directo con total normalidad. En Instagram ha dado más información sobre los motivos que le han llevado a pedir una reunión de urgencia con la Unión Europea de Radiodifusión. Asegura que su delegación se ha enterado hoy de que un comentarista de la KAN, la televisión pública israelí, habría roto las normas durante la retransmisión de la primera semifinal del festival. Tugh asegura que aún está esperando respuesta por parte de la UER sobre lo ocurrido. Es solo uno más de los muchos incidentes que varios acreditados israelíes han tenido con prensa y delegaciones internacionales en los últimos días.

Una vez superados todos los obstáculos, la ceremonia final ha salido adelante marcada también por las novedades en el sistema de votación, que este año dan un mayor peso a la opinión de la audiencia frente a la del jurado. Esta vez, el televoto ha comenzado justo antes de la primera actuación, en vez de tener que esperar a que los 25 finalistas terminaran de interpretar sus temas en directo. Además se ha sumado una votación online extra, procedente de la audiencia de todos esos países que no han participado en Eurovisión 2024. Esas naciones han podido participar a través de la plataforma www.esc.vote y sus votos se han recopilado bajo el nombre de Resto del mundo. Su forma de repartirse es al modo Eurovisión, otorgando un solo bloque de 12, 10, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2 y 1 puntos a los 10 países más apoyados. Al no existir un jurado perteneciente a países del resto del mundo, la diferencia de puntuaciones ha otorgado en esta edición un impacto algo mayor al espectador, al suponer el 50,6% de los puntos totales que se han repartido esta noche.

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