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Tensión cívica y pasión deportiva en las eliminatorias mundialistas

Por: Vittorio Basté Bonafont
Vittorio Baste Bonafont

Sentir patrio y cívico por las eliminatorias al mundial de fútbol… es una pena que no logremos esto en el desarrollo económico y político en nuestros países. 

Ninguna otra competencia despierta semejante sensación, como las eliminatorias mundialistas. Ni la Copa América, ni la Libertadores, Champions, ni el mismo mundial de fútbol. 

Resulta curioso y muy singular, el sinnúmero de crisis que agobian a Sudamérica en múltiples campos, lo que habla muy mal de nosotros como sociedad. A pesar de aquello, el fervor que se vuelca en cada partido de eliminatoria. Los estadios se llenan, los aficionados se llenan de júbilo y civismo entonando las notas de los himnos nacionales y se incrementa el comercio en todos los ámbitos gracias al fútbol.  

En resumen, ninguna otra competencia activa esta sensación como la eliminatoria. Es un auténtico torneo de naciones que genera algarabía o decepción nacional. Y lo estamos viendo en apenas dos fechas de esta carrera mundialista hacia la cita ecuménica 2026 a efectuarse en todo norte américa; es decir Canadá, Los Estados Unidos y México. 

Comencemos con solo dos ejemplos: 

Bolivia, es el último, “Hay que pedirle perdón a la gente. Nos tiene que dar vergüenza; no podemos perder así”. Expresó Gustavo Costas, entrenador del equipo del altiplano, tras el pésimo partido de su equipo frente a Argentina. “Debe ser el peor partido de Bolivia de local en cuarenta años”, señaló Carlos Mesa, expresidente de la república y magnífico periodista deportivo. En dos jornadas ha recibido ocho goles y ha marcado solo uno. 

Caso opuesto es Argentina -vigente campeón de América y a la vez del mundo-  se está convirtiendo en un equipo de la década. Registra una sola derrota en 49 partidos. El martes dio una exhibición en la altura de La Paz. Y sin Messi en cancha. Han hecho puntaje perfecto en las dos primeras fechas; es decir tienen seis puntos producto de dos victorias. Todo esto es obra de Lionel Scaloni, realiza un manejo del grupo absolutamente excepcional, muestra liderazgo en cada decisión y en cada aparición pública.

El deporte más practicado en el mundo, no es el fútbol –lo es la natación–, pero sí es el más popular. 

La fama, la gloria y la moda en el fútbol y su uso en la política es evidente. Maradona lo dijo “A los políticos les saco una ventaja. Ellos son públicos, yo soy popular”. Y no estaba equivocado. O lo expresado por el presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, al conocer a Pelé: “Mucho gusto, soy el presidente de los Estados Unidos. Usted no necesita presentarse”. Adoración y popularidad. las fórmulas del show que se pueden llevar a la política.

En conclusión, sin duda el uso del fútbol en la política tiene sus matices y como pudimos observar pueden tener varios matices.  El fútbol y la política es un arma de doble filo, por un lado, puede servir como mecanismo de manipulación y por otro, como una de lucha por causas sociales aprovechadas por una coyuntura de aceptación y popularidad. Ya quisiera cualquier partido o dirigente político de nuestros países tener la aceptación y popularidad del equipo nacional de fútbol. Pero en fin ojalá hagan lo que deben hacer en pro de nuestras sociedades, porque con un gol y un triunfo de élite, la situación nacional no cambia realmente. Pero desafortunadamente los políticos no han aprendido a realizar bien su trabajo y a fortalecernos en unión como lo hace el fútbol desarrollando empatía en la sociedad y desarrollo comercial. 

Vittorio Basté Bonafont

Las opiniones expresadas de los “columnistas” en los artículos de opinión, son de responsabilidad exclusiva de sus autores y no necesariamente reflejan la línea editorial de Diario El Mundo.

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