Nueva York – El testimonio de Luis Pérez, el sexto testigo en el juicio contra el expresidente Juan Orlando Hernández, arrojó luz sobre los entresijos del narcotráfico y la política en Honduras. Pérez, un narcotraficante confeso de Colombia, admitió su participación en el trasiego de drogas y reveló detalles sorprendentes sobre su conexión con el mundo del crimen organizado y las esferas políticas hondureñas.
Durante su interrogatorio por parte de la Fiscalía, Pérez admitió haber contribuido con millones de dólares a la campaña de JOH, transportando enormes cantidades de droga a través de aviones, helicópteros y lanchas rápidas. Según sus declaraciones, Honduras fue un destino clave para su operación, con un estimado de 200,000 kilos de droga traficada a través del país.
El testimonio de Pérez reveló una red de corrupción entrelazada con el narcotráfico, donde altos funcionarios, incluido un individuo identificado solo como “Mario”, estaban involucrados en la recepción de fondos para la campaña de Hernández. Pérez afirmó haber entregado $2,400,000 para respaldar la candidatura de JOH, con Mario como intermediario.
La conexión entre Pérez y la política hondureña se profundizó aún más cuando mencionó a Fabio Lobo, hijo del expresidente Porfirio Lobo Sosa, como la persona que lo presentó a Mario. Detalles sobre los intercambios financieros para la campaña electoral, incluidos los pagos de un millón de dólares entregados en dos partes, resaltaron la complejidad de la relación entre el crimen organizado y el poder político en Honduras.
El contrainterrogatorio de la defensa seguramente buscará cuestionar la credibilidad de Pérez y examinar cualquier posible inconsistencia en su testimonio. Sin embargo, sus revelaciones hasta ahora han proporcionado una visión inquietante de la intersección entre el narcotráfico y la política en el país centroamericano, arrojando luz sobre la corrupción y los desafíos institucionales que enfrenta Honduras.
