En un movimiento editorial que podría tensar las relaciones en Washington, la revista Time ha publicado una provocadora portada que muestra a Elon Musk sentado detrás del histórico escritorio Resolute del Despacho Oval, en lo que parece ser un mensaje subliminal sobre quién ejerce realmente el poder en la actual administración.
La publicación quincenal, reconocida por sus portadas históricamente significativas, presenta al empresario en una imagen que simboliza el extraordinario poder que le ha sido otorgado por el presidente Trump para reestructurar la plantilla federal, una autoridad que recientemente ha enfrentado obstáculos legales.
En el artículo principal, los periodistas Simon Schuster y Brian Bennett exponen cómo la campaña de Musk ha puesto «a millones de trabajadores del gobierno a su merced», destacando la ausencia de contrapesos en su gestión. Según los autores, «Musk parece no rendir cuentas a nadie más que al presidente Trump», quien le ha otorgado amplia autoridad para alinear el gobierno con su agenda.
Esta es la segunda aparición de Musk en la portada de Time en meses recientes, tras su presentación en noviembre como «Citizen Musk», donde se le describía como un «hacedor de reyes» por su influencia en las elecciones presidenciales. Ambas portadas sugieren que es Musk, y no Trump, quien ejerce el verdadero poder en Washington.
La reacción del presidente Trump ante la portada fue llamativa: «¿Sigue en el negocio la revista Time?», comentó con aparente despreocupación, aunque su histórica fascinación por la publicación es bien conocida, incluyendo sus dos designaciones como «persona del año».
El paralelismo con el caso de Steve Bannon en 2017 resulta inevitable. En aquella ocasión, una portada similar que sugería el poder entre bastidores del entonces estratega jefe de la Casa Blanca contribuyó a su eventual caída en desgracia. Sin embargo, Musk ha mantenido hasta ahora un perfil discreto respecto a esta última publicación, evitando comentarios en su plataforma X.
La administración Trump ha otorgado a Musk carta blanca para replicar en el gobierno federal las estrategias de recorte de personal que implementó en Twitter (ahora X) tras su adquisición en 2022, con la única salvedad de poder excusarse en casos de conflicto de intereses, según confirmó la secretaria de prensa Karoline Leavitt.