Tegucigalpa – La polémica se ha desatado en torno a la titular de la Secretaría de Arte y Cultura, Anarella Vélez, quien ha dirigido fuertes críticas hacia los colectivos de Libre, acusándolos de tener motivaciones encubiertas y de desestabilizar el orden institucional en diversas entidades gubernamentales.
En una reciente declaración, Vélez expresó su preocupación por la falta de voluntad de diálogo por parte de estos grupos, argumentando que su propósito va más allá de la defensa de los derechos laborales y se enfoca en fomentar el caos en distintas esferas del gobierno.
Sus comentarios se suman a una serie de tensiones que han ido en aumento en los últimos días, lo que ha generado un clima de incertidumbre en el ámbito político y social.
A su vez, la difusión de audios en los que integrantes de los colectivos amenazan con acciones violentas contra la directora del Instituto Nacional para la Atención a Menores Infractores (INAMI), Ninfa Flores, ha intensificado aún más el conflicto y ha avivado el debate en torno a los límites de la libertad de expresión y el respeto a la integridad personal.
Por otro lado, el director ejecutivo del Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH), Mauricio Díaz, ha hecho hincapié en el impacto negativo de las disputas internas en la estabilidad del país.
Afirmó que la creciente influencia de los colectivos en decisiones gubernamentales podría conducir a un clima de inestabilidad y desconfianza que afectaría gravemente la percepción internacional de Honduras.
Ante estos acontecimientos, la comunidad hondureña se encuentra inmersa en un debate profundo sobre los límites del activismo y la responsabilidad en el ejercicio de la libre expresión, buscando un equilibrio entre la defensa de los derechos y el respeto a las instituciones democráticas.
