Tras unas enormes precipitaciones en invierno, esta primavera brotaron en California flores que no se habían visto en años, lo que creaba coloridos paisajes pero también una oportunidad para conservacionistas que reúnen semillas de desierto como póliza de seguro ante un futuro más caluroso y seco.
Por AP
En el desierto de Mojave, trabajadores y voluntarios recogen semillas de bahiopsis parroquial y encelina farinosa para formar un banco de semillas con la esperanza de que puedan utilizarse en proyectos de restauración conforme el cambio climático presiona los parajes de desierto. Este mismo verano, el incendio de York en la Reserva Nacional de Mojave calcinó miles de acres de un frágil ecosistema que incluía los famosos árboles de Josué.
“Esto desde luego recalca la importancia del almacenamiento de semillas como herramienta de gestión de incendios, y el desafío que puede suponer seguir el ritmo a la amenaza de los incendios”, dijo Cody Hanford, director ejecutivo adjunto del Mojave Desert Land Trust.
Los fuegos en el oeste de Estados Unidos pueden ser mortales y trastocar la vida de comunidades locales, con evacuaciones forzosas y casas reducidas a cenizas. Pero también pueden destruir amplias extensiones de terreno y hábitats de vida silvestre en lugares como el desierto de Mojave, donde se vuelven más habituales debido en parte a la proliferación de pastos invasivos que arden rápido y avivan las llamas, según los expertos.
Hace mucho que se guardan semillas en Estados Unidos de una amplia gama de hábitats. En un principio se recogían para preservar especies vegetales raras y exóticas, pero ahora los esfuerzos también incluyen las plantas más comunes, cada vez más demandadas conforme el cambio climático aumenta el riesgo de incendios forestales y ante el crecimiento de especies invasivas que pueden arrinconar a la vegetación autóctona.
Hanford dijo que es demasiado pronto para saber qué labores de restauración podrían hacer falta en la Reserva Nacional de Mojave, donde los bomberos han contenido el fuego en su mayor parte. Pero incendios como ese animan al fondo, que compra terrenos de desierto para conservarlos, a incrementar sus esfuerzos de reunir semillas. La organización envía a empleados y voluntarios a recoger semillas, que luego limpian y guardan en botes para almacenarlas.
El proceso es manual y laborioso. En Joshua Tree, California, los voluntarios recorren los caminos a pie cuando las plantas florecen para anotar dónde se encuentran y volver a recoger semillas cuando están listas, explicó Madena Asbell, directora de los programas de conservación de plantas del fondo.
Las semillas se colocan en bolsas de papel o cubos, se llevan al centro y se limpian a mano o con un dispositivo que sopla aire y retira cascarillas para poder almacenar miles de semillas en botes cuidadosamente etiquetados en refrigeradores.
Asbell dijo que su organización ha aumentado su volumen de recogida gracias a subvenciones, justo cuando un invierno lluvioso hizo que plantas como la scutellaria mexicana florecieran por primera vez en años.
“2019 era el último año húmedo que habíamos tenido”, dijo.
Hay proyectos para conservar semillas en todo el país a través de un programa dirigido a almacenarlas durante mucho tiempo y utilizarlas para proyectos de restauración. El financiamiento para la Oficina de Administración de Tierras, una agencia federal, se ha incrementado en los últimos años, aunque la demanda de semillas para restaurar terrenos quemados por el fuego o hábitats para fauna silvestre supera de lejos a la oferta, según los expertos.
En California hay más de 4.000 colecciones de semillas dentro de ese programa, que conservan más de 1.300 especies vegetales. Eso cubre un quinto de las especies conocidas del estado, según la agencia.
“Tenemos mucha tierra que restaurar y no suficientes semillas para restaurarla toda”, dijo Katie Heineman, vicepresidenta de ciencia y conservación en el Centro de Conservación de Plantas.
Sin embargo, este año plantea una oportunidad dorada para conservar semillas en California debido a las tormentas invernales que anegaron el estado, cubrieron las montañas de nieve y aumentaron el caudal de los ríos. El Jardín Botánico de Chicago, por ejemplo, tiene el triple de personas recogiendo semillas en los estados del oeste que el año pasado, según responsables del centro.
También el personal de la Oficina de Administración de Tierras reúne semillas en la región del Desierto de Mojave, señaló la agencia.
Uno de los desafíos de recopilar semillas en esa zona es que es enorme y los proyectos de restauración funcionan mejor con plantas de la misma región. Las semillas recogidas antes por el fondo de tierras podrían no ser las adecuadas para labores de restauración tras el incendio de York, indicó Hanford.
Aunque la necesidad de restauración no se limita al Oeste de Estados Unidos, la escala allí es mayor debido al tamaño de los incendios forestales, explicó Kayri Havens, científica jefe del Jardín Botánico de Chicago.
“Conforme cambia nuestro clima, encontramos que tenemos que restaurar lugares que en el pasado creíamos que no tendríamos que restaurar”, dijo Havens. “Ahora el desierto de Mojave arde. No era un lugar donde tuviéramos problemas de incendios hace 30 años”.