El presidente Donald Trump expresó sus condolencias y destacó el trabajo de los equipos de emergencia, mientras las autoridades investigan las causas del accidente.
Un vuelo regional de PSA Airlines, filial de American Airlines, colisionó en pleno vuelo con un helicóptero militar Sikorsky H-60 durante su aproximación a la pista 33 del Aeropuerto Nacional Reagan, uno de los más transitados de la capital estadounidense.
El incidente, ocurrido en horas de la tarde, generó una respuesta inmediata de equipos de emergencia, aunque las autoridades aún no han confirmado el número de víctimas o supervivientes.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, se pronunció a través de un comunicado de la Casa Blanca: «He sido informado en detalle sobre este terrible accidente. Que Dios bendiga las almas de todos los involucrados. Agradezco el increíble trabajo de nuestros socorristas y monitoreo de cerca la situación». El mandatario evitó especular sobre las causas del choque, pero aseguró que se brindarán actualizaciones conforme avance la investigación.
La Administración Federal de Aviación (FAA) identificó al avión siniestrado como un Bombardier CRJ700, operado por PSA Airlines bajo el código de vuelo AA5342, y confirmó que chocó con el helicóptero militar durante maniobras de aproximación.
Aunque no se precisó la misión del helicóptero, fuentes cercanas al Pentágono sugieren que podría estar vinculado a operaciones de entrenamiento o seguridad en la zona.
Operaciones de rescate y contexto crítico
Equipos de bomberos, paramédicos y agentes federales se desplegaron en el área del impacto para buscar supervivientes y recuperar restos de las aeronaves. El senador Roger Marshall, quien recibió un informe preliminar, advirtió sobre la complejidad de las labores debido a la naturaleza del accidente y la alta densidad urbana circundante.
El Aeropuerto Reagan, ubicado a menos de 8 kilómetros del centro de Washington, es clave para vuelos domésticos y militares. Este incidente revive el debate sobre la seguridad aérea en zonas metropolitanas, especialmente tras el reciente aumento de tráfico aéreo en la región.
La FAA inició una investigación para determinar fallas técnicas, errores humanos o posibles interferencias en los sistemas de navegación.
Impacto en la operatividad
Tras el accidente, las operaciones en el aeropuerto fueron suspendidas temporalmente, afectando a cientos de vuelos programados. American Airlines emitió un comunicado expresando su «profunda preocupación» por pasajeros y tripulación, y ofreció apoyo a las familias afectadas. Por su parte, el Departamento de Defensa evitó hacer declaraciones hasta concluir la revisión inicial.
Este suceso marca uno de los incidentes aéreos más graves en la capital estadounidense desde el accidente del vuelo 214 de Asiana Airlines en 2013. Las autoridades instaron a la población a evitar el área y seguir actualizaciones oficiales.