Empresas en Alemania amenazan con despidos masivos, mientras al país le faltan trabajadores cualificados y se contratan trabajadores extranjeros.
Por DW
La economía alemana se está debilitando y eso no va a cambiar pronto. Los anuncios de empresas de «sectores estrella», como los fabricantes de automóviles, los siderúrgicos y la industria química, de que suprimirán miles de puestos de trabajo o cerrarán plantas por completo son especialmente preocupantes de cara al próximo año.
Por ejemplo, en la industria automovilística: la dirección de Ford Alemania tiene previsto suprimir 2.900 puestos de trabajo, frente a los cerca de 12.000 actuales, mientras que el fabricante de automóviles Volkswagen planea suprimir varios miles de empleos, además de cerrar plantas alemanas. Los proveedores automovilísticos Bosch, Continental y ZF Friedrichshafen también quieren cerrar plantas y recortar puestos de trabajo.Cada vez más empresas dejan de contratar y se plantean en su lugar despidos, explica Klaus Wohlrabe, investigador del Instituto Ifo, con sede en Múnich: «La industria intenta contrarrestar la crisis con una mezcla de jornadas reducidas y recortes de plantilla».
¿Es esta tensión en el mercado laboral una consecuencia de la debilidad de la economía? ¿O hay otras razones para ello? Y, más alla, ¿es la pérdida de puestos de trabajo un escollo en el camino hacia un nuevo crecimiento económico? ¿O es esta tendencia quizá incluso útil en la batalla por una mano de obra más cualificada?En cualquier caso, un mayor número de desempleados no puede conducir a un mayor crecimiento: los ingresos fiscales caen y los pagos de transferencias estatales aumentan.
Marc Schattenberg, economista de Deutsche Bank Research, escribe en un boletín: «La actual debilidad económica también se hace cada vez más visible en el mercado laboral. La preocupación por el empleo también amenaza con pesar más en la confianza de los consumidores.
«Para Dominik Groll, experto en mercado laboral del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW), las cifras de desempleo son «un síntoma de una evolución más amplia. Llevan dos años aumentando y al mismo tiempo la economía se estanca.» Esto, resume a DW, «se parece a un lento declive.»
Cuando se pregunta cómo ha podido ocurrir esto, son muchos los que apuntan a la economía mundial. Dominik Groll se niega a aceptarlo: «Se trata de un problema específico de Alemania. A muchos otros países les va mejor. Es decir, que razones externas como la política europea de tipos de interés o el entorno internacional perjudican, pero ésa no puede ser la explicación de que Alemania destaque así.»
Ralph Solveen, del departamento de Investigación Económica del Commerzbank, cita inicialmente las circunstancias externas generales como explicación: «En primer lugar, es el resultado de una economía desfavorable, es decir, una demanda débil tanto en el interior como en el exterior.» Sin embargo, también señala razones específicamente alemanas a DW, como «los elevados precios de la energía, la reciente fuerte subida de los costes laborales y la excesiva burocracia, que en conjunto hacen que Alemania resulte menos atractiva como lugar de inversión.»
Algunos optimistas ven el creciente número de despidos como una oportunidad para contrarrestar la tan cacareada escasez de trabajadores cualificados. Solveen, del Commerzbank, disiente. Es cierto que «se están despidiendo trabajadores cualificados». Pero «estas pérdidas de empleo se producen a menudo en la industria», mientras que las vacantes -que se ofrecen también a trabajadores cualificados extranjeros- se encuentran más probablemente en el sector de servicios, donde se esperan habilidades diferentes.
A la hora de analizar la crisis actual, para Dominik Groll, del IfW, es importante también que «la debilidad se observa sobre todo en la industria, no en los servicios. Y aquí hay que hablar de crisis estructural». Cita como ejemplo la competencia de Asia: «Los modelos de negocio que han tenido éxito en la industria durante muchas décadas están sufriendo presiones, en parte porque China, por ejemplo, está fabricando ella misma las máquinas que antes importaba de Alemania.
«Esta crisis estructural sólo podrá superarse si los políticos echan una mano a la industria: «Hay que mejorar las condiciones de ubicación en todos los ámbitos: mediante desgravaciones fiscales, por ejemplo, o reduciendo la burocracia.»Ralph Solveen, del Commerzbank, tiene una opinión similar: «Lo más importante sería volver a hacer de Alemania un lugar más atractivo para la inversión.» Para lograrlo, «hay que reducir la burocracia y bajar los costes energéticos y laborales.
Estos últimos incluyen también los costes laborales no salariales, como las cotizaciones a la seguridad social, que amenazan con seguir aumentando masivamente en los próximos años.»