Infobae dialogó con Martha Patricia Molina, quien registró 529 agresiones contra el culto y sus prelados en los últimos cinco años.
Por Infobae
El régimen de Daniel Ortega ha arreciado durante este último año la persecución que mantiene contra la iglesia católica de Nicaragua, a quien culpa de pretender derrocarlo. La investigadora Martha Patricia Molina ha documentado 529 agresiones contra esta institución religiosa en los últimos cinco años, de las cuales 90 se registraron en el primer trimestre de 2023.
Recientemente el gobierno de Ortega ordenó el congelamiento de cuentas bancarias de la Iglesia Católica y anunció una investigación por lavado de dinero contra varias diócesis. “La Policía Nacional inició investigaciones que llevaron al hallazgo de centenares de miles de dólares, escondidos en bolsas ubicadas en instalaciones pertenecientes a las diócesis del país. (…) La Fiscalía General de la República, la Superintendencia de Bancos y la Unidad de Análisis Financiero han confirmado movimientos delictivos”, expresó una nota de prensa policial difundida el 27 de mayo pasado.
Molina dice que las agresiones del régimen contra la Iglesia Católica han escalado en varias etapas, y actualmente se encuentra en una que busca su “aniquilación completa”. En esta entrevista, la investigadora explica las características de esta persecución, que, afirma, sobrepasa cualquiera que se haya hecho en Cuba o Venezuela.
-¿Cómo nace la idea de monitorear las agresiones que recibe la Iglesia Católica en Nicaragua?
-Primero, porque soy católica. Segundo, porque me gusta la investigación y la sistematización. Y tercero, porque en nuestro país no existe la memoria histórica. Son demasiadas las agresiones contra la iglesia y es necesario exponerlas y que, en un futuro, los jóvenes sepan qué fue lo que sucedió y traten de no repetir las mismas arbitrariedades.
-¿Usted diría que hay una persecución de parte del Estado contra la Iglesia católica en Nicaragua?
-Sí, y así lo demuestran las 529 agresiones que he registrado en el estudio de ´Nicaragua, una iglesia perseguida´, y todas están documentadas y respaldadas por las investigaciones periodística de los medios de comunicación y también por los diferentes comunicados que ha emitido las diócesis y la arquidiócesis de Managua y también organismos internacionales y nacionales en materia de derechos humanos, y las mismas páginas de las parroquias del país, que es donde denuncian estas agresiones.
-¿Cuál sería el propósito de esa persecución contra la Iglesia Católica?
-Yo creo que en un primer momento el propósito era sembrar miedo en los sacerdotes y en los laicos para que dejaran de apoyar esta lucha de derechos humanos y protegiendo la vida. Por ejemplo, yo no quisiera imaginar cuál hubiera sido la cifra de asesinados si la Iglesia católica no hubiera abierto las puertas de sus templos (durante la represión de 2018). Después, cuando ya miraron que la Iglesia Católica no se iba a prestar al juego de la dictadura ni a bendecir todas esas arbitrariedades, entonces, el objetivo es callar a los sacerdotes. Pero como han visto que, con esas agresiones, que cada vez suben de tono e intensidad, tampoco han logrado callarlos, entonces ha pasado a otra etapa, que es la aniquilación por completo. Tenés que desaparecer a todos tus enemigos, que, en este caso para la dictadura sus enemigos, son los sacerdotes y obispos, para que ya no haya ningún espacio que se oponga a lo interno del país, en este caso el gran estorbo que es para ellos la iglesia católica.
-¿Aniquilar la iglesia católica? ¿El régimen de Daniel Ortega quiere construir su propia iglesia o algo parecido?
-Una cosa es lo que ellos piensan y otra cosa es la que pueden hacer. Para mí, no van a lograr aniquilarla, porque ya es la fe, algo que está interno. Sí, la están desgastando, están cerrando varios espacios religiosos, pero considero que en esta ocasión los curas van a tener otras ideas, cómo pregonar el Evangelio. Posiblemente en la clandestinidad.
-Daniel Ortega acusa a los obispos de haber participado en un intento de golpe de Estado. Los acusa, incluso, de promover acciones terroristas armadas, de tener buzones de armas en las iglesias… ¿Qué tanto de razón le otorga esas acusaciones?
-Si, el problema es que estas acusaciones ya pasaron de las palabras a la realidad, o sea, a usar el poder de la administración de la justicia para formalizar todas estas palabras que ha venido diciendo Daniel Ortega para la criminalización de todos esos sacerdotes. Estas palabras de Ortega son incoherentes y sin fundamento alguno, porque él está considerando a los curas como líderes políticos y ellos no son líderes políticos. Ellos actúan basados en las enseñanzas de años de formación del seminario, el amor a Cristo, el amor al evangelio, y están involucrando temas políticos partidarios con temas de derechos humanos, y la iglesia siempre va a defender los derechos humanos, para defender la vida, defender el derecho a la salud, al trabajo, el bienestar de la sociedad, basado en el bien y de los principios cristianos. Los sacerdotes se presentan y ayudan a la población para que la dictadura deje de estar asesinándola y por eso es por lo que abrieron las puertas de sus templos. Pero Ortega mira esto como una actitud política partidaria, cuando el trasfondo del asunto es materia de derechos humanos.
-¿Cómo ha sentido la actitud de los sacerdotes, de los jerarcas, de los obispos de Nicaragua, con todo esto que está pasando?
-Yo hago una división muy profunda. Una es la actitud del obispo, sin incluir al obispo de Matagalpa Rolando Álvarez (encarcelado), al obispo en el exilio (Silvio José Báez) y al obispo Emérito Abelardo Mata, el resto queda allá en un solo paquete y la actitud de los de los sacerdotes. La actitud de estos obispos ha sido de un silencio sepulcral. Algunas personas dirán que es un silencio cómplice, yo no lo miro como un silencio cómplice, sino como un silencio prudencial. Pero, los laicos queremos escuchar las voces de nuestros obispos y escuchar de ellos la realidad que se está viviendo. Y la actitud que he visto en los clérigos es un poco más de apertura. Te cuentan todo lo que está ocurriendo en sus respectivas diócesis. A algunos los he observado en un momento con temor y también es un temor lógico, porque la dictadura no solamente va a ir en contra de ellos sino también en contra de sus familiares y de toda su feligresía.
-Dice que hay temor entre los sacerdotes. ¿Cuánto ha cambiado el comportamiento de la Iglesia católica en Nicaragua?
-Lo que pasa es que la dinámica de los sacerdotes es muy distinta a la de los laicos. Ellos deben obediencia. Entonces, si su líder, o sea su pastor, la cabeza de la diócesis, les ordena cierto comportamiento, ellos lo tienen que acatar. Si le dice el líder religioso les dice usted no tiene que publicar nada en sus redes sociales, usted no tiene que mencionar a tales personas en la misa y comienza a darle estas orientaciones, los sacerdotes no tienen otra alternativa que obedecer a su líder, a su pastor, al jefe de la diócesis. Pero sí he notado muchos cambios, no para mejorar la situación, sino para empeorarla. Lo que está ocurriendo en este momento es que no se está exponiendo a como realmente está ocurriendo la magnitud de las arbitrariedades que se están viviendo.
Está primando en el país el hacer silencio para así evitar mayores complicaciones con la dictadura. Pero lo que estamos viendo es que ese silencio no sirve de nada, porque la dictadura ahora está con más fortaleza, atacando más a la Iglesia católica y ahora, utilizando más visiblemente el poder judicial.
-¿Qué tan grande es esa persecución?
-Bueno, estamos en un país donde no existe la ley, donde no hay divisiones de poderes, donde reina la impunidad, no existe la institucionalidad y tenemos a una dictadura que está presente en todo el territorio, entonces la dictadura está atacando no solamente a una diócesis o a un grupo específico, sino que a toda la iglesia en general. O sea, no hay manera de que una parroquia quede libre de esto, sino que a todas en general las está atacando, las está persiguiendo, las está vigilando y lleva un control absoluto de todo lo que lo que hacen. Y cada vez que pueden, están agrediéndola de una u otra forma haciendo uso de las profanaciones de los robos, de las alteraciones de los recibos de energía eléctrica, de agua potable. Toda la vida pastoral que ellos tienen se encuentra perjudicada y es la dictadura quien está coartando los derechos de libertad religiosa.
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