Tegucigalpa – Honduras atraviesa un periodo de violencia extrema que ha alarmado a la población y autoridades por igual. En menos de un mes, el país centroamericano ha registrado cinco masacres, estableciendo un preocupante patrón de un hecho múltiple cada cinco días, según revelan informes de seguridad.
La ola de violencia comenzó en enero con dos incidentes fatales. El primero ocurrió el 20 de enero en Mateo, donde tres jóvenes perdieron la vida. Apenas diez días después, el 30 de enero, Trujillo, Colón, fue escenario de otra masacre que cobró la vida de cuatro personas.
Febrero ha intensificado esta crisis de seguridad con tres masacres adicionales. El día 5, Ocotepeque registró un triple homicidio. Tres días después, Juticalpa, Olancho, fue testigo de otra masacre con tres víctimas mortales.
El incidente más reciente y devastador ocurrió la noche del 14 de febrero en Catacamas, Olancho, donde seis personas fueron asesinadas.
La violencia se ha concentrado en cuatro departamentos del país: Francisco Morazán, Ocotepeque, Colón y Olancho, generando un mapa de terror que ha puesto en evidencia la crisis de seguridad que enfrenta Honduras.
El saldo total de 19 víctimas, entre las que se cuentan menores de edad, ha encendido las alarmas sobre la necesidad urgente de medidas efectivas para contener esta espiral de violencia.
Esta serie de hechos violentos plantea serias interrogantes sobre la efectividad de las estrategias de seguridad actuales y la capacidad de las autoridades para proteger a la población, especialmente en las zonas más vulnerables del país.