Tegucigalpa. – Aunque recientemente, el Parlamento de Honduras aprobó una moción con el objetivo de detener la tala de bosques y el dragado de los ríos que afectan a las poblaciones de múltiples comunidades rurales, hay muchos sectores que propugnan por decretar una veda en la tala de árboles en el país lo que cada año significa la pérdida de millares de hectáreas de bosque.
Basta con viajar por las principales carreteras de Honduras para ver como camiones transportan grandes cantidades de madera en rollo a vista y paciencia de autoridades y de la misma población, por lo que el Congreso Nacional debería tomar la iniciativa de controlar esa situación porque no estamos quedando sin agua y sin bosques.
Honduras posee grandes extensiones de bosque de pino y latifoliado. Las estadísticas estiman que más del 50 por ciento de su superficie está cubierta de bosque y que, aproximadamente, 1.5 millones de habitantes tienen relación directa con esos recursos. Considerando que la pobreza rural en Honduras es más del 60 por ciento, el aprovechamiento de la riqueza forestal podría significar para las comunidades fuentes de desarrollo social y económico. Pensar ese desarrollo desde los recursos forestales es una visión que viene impulsándose en la región centroamericana en donde países como Costa Rica, Guatemala y Honduras, promueven la figura del Bosque Modelo.
A pesar de esas importantes iniciativas, la actual dinámica política forestal del país dista mucho de ofrecer aproximaciones para que las comunidades aprovechen sus recursos y disminuir así, o en el mejor de los casos, erradicar los procesos de deforestación y tala.
En la región, Honduras se cataloga como un país con alta vulnerabilidad climática y en donde la industria forestal ha avanzado en detrimento de la degradación de los recursos naturales.
Sobre esta temática, Honduras ha tenido cambios políticos y jurídicos relevantes en los últimos 40 años. Se destaca la aprobación de la Ley Forestal en 1971, la nacionalización de los bosques y la creación de la Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal en 1974, la formulación concertada del Programa Nacional Forestal en el año 2005, y la aprobación de la vigente Ley Forestal en el 2008. Pese a la existencia de esos marcos legales, poco o casi nada se ha hecho para frenar la avanzada de la deforestación en el país.
Honduras pierde anualmente entre 80 mil y 120 mil hectáreas de bosques (el 3 % de sus recursos) por la tala ilegal, incendios y el consumo de leña como combustible, entre otras causas, indicó hoy una fuente ambientalista.
En la moción aprobada en la Cámara Legislativa está previsto que la comisión de medio ambiente y cambio climático del Congreso Nacional se reúna con especialistas del Instituto de Conservación Forestal, la Secretaría de Energía, Recursos Naturales, Ambiente y Minias, así como del Instituto Hondureño de Geología y Minas para discutir acciones de conservación ecológica.
Todos los legisladores respaldaron la propuesta al momento de someterla a votación y la mayoría coincidió que es urgente detener el corte de árboles no solo en la capital, sino en todas partes de la nación.
Asimismo, se introdujo lo concerniente a un decreto a que se declare por 10 años una veda forestal.