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Varios empleados de Jimmy Fallon acusan al presentador de crear un ambiente de trabajo tóxico

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La historia se repite en las bambalinas de la televisión de Estados Unidos. Uno de los espacios que más buen rollo ofrece al espectador, tanto en la pantalla tradicional como en los extractos en vídeo que viraliza en todo el mundo, resulta ser un infierno para sus trabajadores.

Por El País

Ocurrió en el verano de 2020, cuando el show de Ellen DeGeneres, recibió infinidad de denuncias públicas acusando al espacio de un ambiente laboral tóxico. Fue el principio del fin para el programa. Tres años después, ocurre algo similar con el de Jimmy Fallon, una de las figuras más carismáticas y decisivas del entretenimiento en Estados Unidos.

Un extenso reportaje de la edición estadounidense de la revista Rolling Stone publicado en web durante la noche del (hora española) recopila los testimonios de 16 de sus trabajadores, algunos actuales y otros que ya abandonaron el conocido late night de la cadena NBC, que lleva desde 2014 bajo los mandos de Fallon. Aseguran que lleva años siendo un lugar de trabajo poco sano, que el trabajo de sus sueños se convirtió en una fuente de sufrimiento.

El texto, titulado Caos, comedia y salas de lloros: dentro del ‘Tonight Show’ de Jimmy Fallon, explica que el comportamiento errático de Fallon es la principal causa de esta tensa atmósfera que va más allá de las presiones normales del mundo de la televisión. Esa actitud ha permeado a los puestos de responsabilidad del equipo, en constante cambio: el programa ha tenido nueve showrunners (responsables máximos de la producción) en las últimas nueve temporadas. Ninguna sabía decir no a Fallon, apunta el texto.

Sus exempleados, desde personal del departamento de producción a administrativos, describen de forma anónima The Tonight Show como un lugar de ambiente “bastante sombrío”. Cuentan que recibieron desprecios y fueron intimidados por esos jefes, incluido el propio presentador. Los trabajadores aseguran haber vivido con miedo a los “arrebatos” de Fallon, a su imprevisible forma de actuar. Aunque las quejas llegaron en casi todos los casos al departamento de Recursos Humanos, no ocurrió nada, dicen los testimonios recopilados por la revista. Y estos trabajadores terminaron saliendo de allí a través de una baja médica, una renuncia voluntaria o, directamente, despedidos por haber protestado.

El resultado para parte del equipo ha sido en estos últimos tiempos un rosario de problemas de salud mental entre sus integrantes, ideaciones suicidas para huir de esa situación y el uso habitual del camerino de los invitados para desahogarse a escondidas y a toda lágrima; sería la sala de los lloros a la que hace referencia el titular del reportaje.

Según la mayoría de los empleados que hablaron a la publicación, era conocido entre todos los miembros del equipo el mal temperamento del presentador y su actitud cambiante con ellos. Relatan críticas exacerbadas, irritarse por asuntos anecdóticos y despreciar al algunos de ellos ante sus compañeros. La razón para este comportamiento, apunta en varias ocasiones el extenso texto, es la complicada relación de Fallon con el alcohol. Es un asunto que lleva tiempo sobre la mesa, aunque el comunicador lo negó a The New York Times en 2017.

Uno de los testimonios asegura que el humorista Jerry Senfield presenció uno de esos momentos incómodos en los que Fallon trataba con desprecio a su equipo. En esa ocasión, el propio Senfield pidió al presentador que se disculpara con el trabajador. Pero, una vez publicado el reportaje, Senfield se ha puesto en contacto con Rolling Stone para matizar ese recuerdo. “Esto es tan estúpido… Recuerdo este momento bastante bien. Bromeé con Jimmy por una cagada, y todos nos reímos. No fue nada incómodo. Jimmy y yo todavía lo recordamos de vez en cuando y nos reímos. En una forma estúpida de retorcer los hechos”, defiende el actor y cómico en su declaración posterior.

La reacción de Fallon después de que el artículo haya salido a la luz fue la de contactar con su equipo a través de una videoconferencia para disculparse. “Es vergonzoso y me siento muy mal. Siento haberos humillado a vosotros y a vuestras familias y amigos. No puedo expresar lo mal que me siento”, han explicado posteriormente a Rolling Stone dos asistentes a ese encuentro virtual.

Este tipo de testimonios dinamitó el futuro del programa de Ellen DeGeneres, que terminó siendo cancelado por la pandemia del coronavirus. El late night de Jimmy Fallon se encuentra en una situación similar, ante un parón obligado por la larga huelga de guionistas y actores que Hollywood enfrenta desde hace meses. Aunque todavía no hay una reacción definitiva por parte de la cadena NBC, la combinación de ambos elementos puede hacer que el espacio no vuelva jamás a la pantalla.

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