Tegucigalpa.- El vicecanciller de Política Exterior, Gerardo Torres, arremetió duramente este jueves contra el rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Odir Fernández, a raíz de la controversia por el uso del auditorio Juan Lindo para un evento de la candidata presidencial de Libre, Rixi Moncada.
En un ataque directo, Torres cuestionó la legitimidad y la supuesta neutralidad del rector, sugiriendo que su elección fue posible gracias al respaldo del oficialismo.
«¿Cómo llegó Odir a ser rector si no fue con el apoyo del Gobierno y de fuerzas políticas y académicas? ¿O es que ahora cree en la generación espontánea, que llegó por designio divino?», increpó el vicecanciller.
Las declaraciones de Torres son una respuesta a la postura de Fernández, quien había calificado como un «desacierto» la realización del evento político en la UNAH. El rector explicó que el espacio fue solicitado por la Secretaría de Cultura para un fin académico, pero admitió que se convirtió en un acto proselitista, asumiendo la responsabilidad del hecho.
Acusaciones de vínculos con el CNA
El vicecanciller fue más allá y vinculó la gestión de Fernández con su pasado en el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), sugiriendo una agenda política en su contra.
«Todo su accionar lo ha hecho bajo la sombrilla del CNA, su antiguo trabajo. Sus cargos de confianza vienen de ahí y su relación con Gabriela Castellanos es simbiótica. Y todos sabemos cuál es la posición de Gaby en esta campaña», subrayó Torres.
El funcionario insistió en que la UNAH no puede pretender ser neutral, ya que, según él, la voz universitaria históricamente se ha alineado con las luchas populares.
«La Universidad es del Pueblo, y el Pueblo tiene claramente una candidata favorita. Pueden poner mordazas en el despacho de la rectoría (…), pero la UNAH no se calla nunca. No lo hizo en dictadura, menos lo hará en Refundación», enfatizó, comparando cualquier intento de control con la gestión de la exrectora Julieta Castellanos.
Este enfrentamiento verbal deja en evidencia una profunda tensión entre el Gobierno y la máxima casa de estudios, poniendo nuevamente sobre la mesa el debate sobre el rol político y la autonomía de la universidad en el contexto electoral.




