Tegucigalpa – La violencia de género en Honduras ha alcanzado niveles alarmantes, con casi 300 mujeres asesinadas en lo que va del año, muchas de ellas víctimas de agresiones perpetradas por parejas o personas cercanas a su círculo familiar.
Uno de los casos más recientes es el de Dunia Castro, quien perdió la vida a manos de su esposo, Israel Alfonso Ponce, en Colinas, Santa Bárbara, en el occidente de Honduras.
Tras cometer el homicidio, el agresor se quitó la vida, un acto cobarde según los analistas.
La directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH), Migdonia Ayestas, informa que hasta julio del presente año se han registrado más de 280 muertes violentas de mujeres y feminicidios, una cifra que sugiere un aumento significativo en comparación con el año anterior, cuando se cerraron con 308 casos en todo el año.
Ayestas prevé que este año se duplique esa cifra y se supere el 100 % de aumento.
La mayoría de estas muertes son feminicidios, en los cuales un hombre, a menudo una pareja o pretendiente rechazado, toma la vida de una mujer por razones como el desinterés amoroso o el fin de una relación.
La violencia de género afecta especialmente a las niñas que inician relaciones sexuales a una edad temprana, convirtiéndolas en blancos potenciales de violencia.
La percepción de inseguridad y miedo se ha incrementado debido a esta escalada de violencia, lo que ha llevado a muchas personas a considerar emigrar en busca de seguridad.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha condenado estos actos de violencia y ha instado al Estado de Honduras a investigarlos de manera seria y efectiva para determinar a los responsables.
También ha llamado a la implementación de políticas públicas de seguridad ciudadana que protejan a las personas.
Junio fue especialmente mortífero para las mujeres en Honduras, con un total de 94 víctimas de homicidios violentos, incluyendo 46 mujeres asesinadas en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS).
Estas cifras alarmantes subrayan la urgente necesidad de abordar el problema de la violencia de género en Honduras y de proteger los derechos y la seguridad de las mujeres en el país.
