Tegucigalpa – Hilda Caldera, la viuda de Alfredo Landaverde, no solo busca justicia por la muerte de su esposo, sino que también clama por un sistema judicial que no esté influenciado por los intereses del narcotráfico.
En medio de la tercera jornada del juicio contra el expresidente Juan Orlando Hernández, Caldera reafirmó que la impunidad en Honduras permite que los narcotraficantes actúen con total libertad y que incluso alcancen a influir en la política y en el sistema judicial.
Con firmeza, Caldera insistió en que su esposo, Gustavo Alfredo Landaverde, advirtió públicamente sobre la penetración del narcotráfico en diversos ámbitos del país, desde la esfera política hasta el sistema de justicia. Landaverde, un político respetado y experto en seguridad, fue asesinado hace 13 años, un crimen que aún no ha sido completamente esclarecido.
Las declaraciones de Alexander Ardón durante el juicio, donde menciona la posible implicación de otros individuos en el asesinato de Landaverde, subrayan la complejidad y la gravedad de la situación. Caldera sostiene que la justicia en Honduras no debe depender de la intervención de Estados Unidos, sino que debe surgir como un compromiso genuino por parte de las autoridades locales.
Landaverde no solo fue un defensor de la lucha contra el narcotráfico, sino también un crítico de la corrupción y la impunidad que imperan en Honduras. Su muerte, que vuelve a resonar en el contexto del juicio contra Juan Orlando Hernández, refleja las profundas raíces de un problema que sigue afectando a la sociedad hondureña. La búsqueda de justicia por parte de Caldera no solo representa el anhelo personal de esclarecer la muerte de su esposo, sino también el deseo de un país que anhela un sistema judicial imparcial y transparente.