Tokio – El ruso Karén Khachánov y el alemán Alexander Zverev se disputarán el domingo la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Tokio, una posibilidad que se le escapó al número uno mundial, el serbio Novak Djokovic, y con ella la de conseguir este año el ‘Golden Slam’.
Djokovic perdió de forma sorprendentemente clara con el alemán Alexander Zverev (1-6, 6-3 y 6-1) y Khachánov se impuso al español Pablo Carreño por 6-3 y 6-3.
Para ganar el ‘Golden Slam’ el serbio necesitaba imponerse en los Juegos y en el Abierto de Estados Unidos y sumar esos títulos a los de Australia, Roland Garros y Wimbledon que ya ha ganado este año.
Zverev y Khachánov se jugarán un oro que sí tiene un precedente ruso, con Yevgeny Kafelnikov (2000), pero ninguno alemán.
Djokovic dominó en la primera manga de su semifinal, en la que le rompió el saque en dos ocasiones al alemán y en la que se mostró más la contundente, pero el segundo set se le complicó. Aunque rompió el tercer saque de Zverev, el alemán se llevó el suyo en dos ocasiones y lo defendió con uñas y dientes para llevárselo y seguir en el partido.
Zverev fulminó al serbio en el último set. Rompió el primer saque de Djokovic, que gritó furioso al verse superado por su rival.
El alemán, número cinco en el ránking mundial de la ATP, arrebató el servicio al serbio en una cuarta ocasión consecutiva y desplegó un saque implacable que dificultó las devoluciones.
Zverev dejó que Djokovic saboreara un juego para después volver a hacerle un «break» y ganarse el pase a la final del domingo 1 de agosto, en la que se verá las caras con Khachánov.
Djokovic, que tras el encuentro con Zverev disputará un encuentro de dobles mixtos, se jugará su segundo bronce olímpico (tiene el de Pekín 2008) contra Carreño, que busca su primera presea olímpica.
Carreño y Djokovic se han enfrentado hasta ahora en cuatro ocasiones y el asturiano sólo lo ha derrotado en una, el Abierto de Estados Unidos de 2020.
Carreño cayó contra Khachánov en un partido arrollador del moscovita.
En una tarde que amenazaba tormenta sobre la pista central del Parque de tenis de Ariake, el sonido de los truenos se mezcló con el de los saques y voleas.
La temperatura era calurosa pese al cielo encapotado, de 31 grados al comienzo del encuentro y con una humedad del 79 % que elevaba la sensación térmica en el entrono hasta los 38 grados. Carreño aireó con frecuencia su muñeca derecha para secar el sudor y prevenir que el mango de la raqueta se le resbalara en el peor momento.
El primer set se le complicó al asturiano cuando estando igualados a dos juegos perdió su tercer servicio. Khachánov lo hizo correr llevándolo a la red desde el fondo de la pista con sus dejadas y buscándole el contrapié para desarmarlo, y respondió con efectividad a su potente saque, rompiéndole un segundo saque que le dio el set.
El ruso cometió muchos menos errores y no dejó que el español terminara de entrar en un partido en el que se mostró arrollador.
«No me he notado como ayer», dijo Carreño tras la derrota en referencia a su victoria sobre el número dos del mundo, el también ruso Daniil Medvédev, «pero es verdad que Karén ha hecho un partido muy bueno. Creo que sido más mérito suyo que demérito mío, ha sacado muy bien, me ha presionado mucho…», señaló.
La segunda manga no empezó mucho mejor para el gijonés. Volvió a perder su tercer servicio y Khachánov exprimió al máximo su poderoso saque. El moscovita logró colocar diez saques directos en el partido (siete sólo en el segundo set), mientras que los de carreño no terminaban de entrar y sólo realizó uno con éxito.
El ruso puso el marcador 5-2 a su favor con un último punto que entró tras dar en la red, que se convirtió en un inesperado rival más para el español, que vio perdidos varios puntos por ella.
Pese a que Carreño presentó batalla, Khachánov sólo tuvo que esperar a ganar su servicio para llevarse el set por 6-3 y con él, el partido y el pase a la final, en una hora y 19 minutos.
Ésta fue la sexta vez que Carreño y Khachánov se enfrentaban. El español ha vencido en tres ocasiones, pero el moscovita logró su dos anteriores triunfos sobre la pista dura (cayó en la primera ocasión, en cambio), como la de la cancha de hoy. (ag)