Nueva York – Devis Leonel Rivera Maradiaga, líder del cártel de los Cachiros, continuó desgranando una serie de revelaciones estremecedoras sobre la oscura conexión entre los narcotraficantes y la élite política, así como una lista espeluznante de asesinatos que perpetraron.
Durante los interrogatorios dirigidos por el abogado Raymond Colon, quien encabeza el equipo asesor del ex presidente hondureño Juan Orlando Hernández, Rivera Maradiaga admitió su implicación en el asesinato del periodista Aníbal Barrow por haber criticado públicamente a su organización criminal.
Asimismo, confesó el asesinato de su cuñada Sonia Marlen Ramos, a quien acusó de apropiarse de una parte de la cocaína que traficaban, y reveló haber ordenado la muerte de otra persona.
Rivera Maradiaga también detalló sus encuentros con Geovanny Fuentes y otro individuo conocido como el “Metro”, quienes le informaron sobre el asesinato de un policía que investigaba un laboratorio y de un mecánico de botes que les debía 20 mil dólares.
Sin embargo, el testimonio del criminal no se detuvo ahí, ya que continuó señalando a figuras políticas como el ex diputado Reynaldo Ekonomo, Juan Antonio “Tony” Hernández e Hilda Hernández, hermanos del acusado.
Al ser cuestionado por el abogado Colon sobre las pruebas que incriminan al ex presidente hondureño, Rivera Maradiaga, quien colabora con la justicia estadounidense, negó tener pruebas sólidas, argumentando que la única evidencia disponible era el testimonio de un narcotraficante.
No obstante, afirmó que el ex mandatario aceptó sobornos de los Cachiros y que previamente había sobornado a Hilda Hernández, hermana de Juan Orlando Hernández. Expresó que no era necesario confrontar a JOH directamente, ya que este había transmitido los mensajes previamente.
Rivera Maradiaga implicó al ex diputado Ekonomo en la entrega de grandes sumas de dinero y una camioneta, al haberlo contactado con el entonces presidente Hernández. También admitió haber entregado dinero a “Tony” Hernández para agilizar la firma de contratos y garantizar protección.
Afirmó que en sus 13 años de actividad en el narcotráfico, acumuló 55 millones de dólares, gran parte de los cuales se destinaron a sobornos para los expresidentes Porfirio Lobo Sosa y Juan Orlando Hernández, así como a la adquisición de vehículos y oro.
Según su relato, el dinero se depositaba en instituciones bancarias, y afirmó que el gobierno de Estados Unidos ya estaba al tanto de estas transacciones.
Finalmente, confirmó que nunca informó a Tony Hernández sobre el plan del clan Valle Valle para asesinar a su hermano y ratificó su participación en el asesinato del periodista Aníbal Barrow, justificándolo como represalia por sus comentarios negativos sobre Los Cachiros.
