Tegucigalpa – El consejero del Consejo Nacional Electoral (CNE), Marlon Ochoa, señaló directamente a su colega Cossette López como principal responsable de las irregularidades registradas durante las elecciones primarias del pasado 9 de marzo, rechazando además que el general Roosevelt Hernández haya agredido verbalmente a la presidenta del organismo electoral.
A través de su cuenta en la red social X, Ochoa publicó una detallada cronología donde repasa los acontecimientos desde la convocatoria realizada por López a las Fuerzas Armadas, hasta los incidentes ocurridos el día de las elecciones primarias. En esta reconstrucción de los hechos, Ochoa atribuye inequívocamente el «caos» electoral a López, seguida por el pleno del CNE.
«La responsable del caos de las elecciones primarias fue Cossette López», afirmó categóricamente el consejero, quien no dudó en extender el señalamiento también a su otra colega Hall, a quienes acusa no solo por lo ocurrido el 9 de marzo, sino también por los retrasos en el escrutinio de las actas electorales.
Ochoa fue particularmente crítico con la denuncia realizada por López sobre una presunta conspiración entre las Fuerzas Armadas, una candidata presidencial y un expresidente para alterar los informes relativos a los incidentes electorales, calificándola despectivamente como un simple «chisme».
«Las versiones que se han brindado sobre el retraso de la entrega del material electoral son mentiras vertidas que buscan esconder la responsabilidad como consejeros del CNE», argumentó Ochoa, quien además denunció que estas narrativas forman parte de «una conspiración planificada con alevosía y dolo de parte del bipartidismo político en contra del gobierno y del jefe de las Fuerzas Armadas, Roosevelt Hernández».
El consejero aseguró ser testigo directo de los acontecimientos previos y durante la distribución de materiales electorales en el denominado «Día D», lo que le otorgaría, según su perspectiva, una posición privilegiada para determinar responsabilidades.
Respecto al incidente del viernes, cuando López denunció haber sido víctima de agresión verbal por parte del general Hernández, quien supuestamente le exigió retirar de inmediato su publicación en X, Ochoa fue tajante: negó rotundamente que tal agresión haya ocurrido y calificó las declaraciones de López como «falsas».
Para respaldar su versión, el consejero compartió en su cuenta de X lo que describió como la grabación oficial de la secretaría general de la sesión del pleno del CNE, documento que, según él, desmentiría la versión ofrecida por la presidenta del organismo electoral.
Esta nueva confrontación entre los consejeros del CNE profundiza la crisis institucional que rodea al proceso electoral hondureño, evidenciando profundas divisiones internas en el máximo organismo electoral del país. La situación se torna aún más compleja al involucrar a las Fuerzas Armadas, institución clave para garantizar la logística y seguridad de los comicios.
La disputa entre López y Ochoa refleja también las tensiones políticas subyacentes, con acusaciones cruzadas que sugieren alineamientos con diferentes sectores del espectro político nacional, comprometiendo potencialmente la imparcialidad que debería caracterizar al ente electoral.
Mientras estas controversias ocupan la atención pública, crece la preocupación sobre la capacidad del CNE para organizar con transparencia y eficiencia las próximas elecciones generales, previstas para noviembre de 2025, comicios cruciales para la continuidad democrática del país centroamericano.
