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Generar confianza, seguridad y respeto pide Iglesia Católica a poderes del Estado y autoridades

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Tegucigalpa. – “Quienes rigen nuestro pueblo, quienes gobiernan nuestra ciudad, quienes administran justicia y legislan para Honduras, han de generar confianza, seguridad y respeto a todos los niveles de nuestra Honduras”, demandó este domingo la Iglesia Católica hondureña, en la homilía celebrada en la catedral metropolitana de Tegucigalpa, oficiada por el párroco, sacerdote Juan Carlos Martínez.

La homilía fue dedicada este domingo al arcángel San Miguel, patrono de Tegucigalpa en el marco también de su 441 aniversario de fundación.

La presencia de los ángeles es una verdad de nuestra fe, apuntó Martínez quien agregó que el testimonio de la Biblia es tan claro como la unanimidad de la tradición. Los ángeles son criaturas de Dios, según las escrituras, ellos son mensajeros de la salvación, del amor, de la justicia, del celo de Dios y de la intercesión por nosotros.

Acotó que San Miguel como todos los ángeles, nos cuida y la liturgia lo invoca y lo hace sentir cerca de una mediación activa y eficaz y la iglesia lo reconoció desde muy temprano, la devoción de los fieles, las fiestas y templos en honor a San Miguel y sobre todo la gratitud manifestada en la devoción y las obras dedicadas a su nombre.

Más adelante en la misa, el prelado recordó que el poder de Dios se ejerce y se realiza en la vida, en vivir y hacer vivir, la lucha que tiene el hijo del hombre, Jesús, no es contra ningún hombre, sino contra los poderes que buscan dividir; esa palabra, los poderes, está designando en el nuevo testamento la fuerza cómo que flota en el ambiente que uno no puede precisar bien quiénes y cómo surgen, pero que se van dando y se van consolidando como estilos de conductas, como modos de ver, la lucha que tiene Jesús contra esos poderes.

“Esos son los poderes que terminan por dividir, engañar, destruir y Jesús tiene algún enemigo personificado que es el espíritu del mal, el padre de la mentira, el perturbador, el que divide, el tentador, el que acusa, el diablo, por eso la palabra de Jesús referida a los hombres siempre es viva y es para hacer vivir, por eso su opción será reconciliar a los hombres con Dios y a los hombres y a los hombres entre sí”, refirió.

Agregó que por eso “Jesús busca rescatar al hombre de la muerte, de la mentira y el engaño que destruye y para que pueda vivir en auténtica libertad para que pueda tener vida eterna y San Miguel Arcángel es defensor y ante las incidias del mal que tientan a nuestra Honduras, le pedimos que nos proteja, protégenos del maltrato de uno para con otros, que los hondureños sepamos que somos hermanos, que nos tratemos con respeto y dignidad, que seamos siempre artífices de comunión, comunicación y fraternidad, que sepamos que en el diálogo se puede llegar siempre al mejor puerto”.

“San Miguel Arcángel conduce a nuestra Honduras, hacia el puerto del fortalecimiento de la democracia, nuestro país ha recorrido un camino democrático, con sus más y con sus menos, pero al final se trata de un camino que ha demostrado ser bueno”, resaltó Martínez.

En ese sentido, sugirió que tenemos que pedir ayuda de lo alto y aquí en lo nuestro, hemos de ser consecuentes con lo que pedimos a Dios, respetar a las personas, respetar a las instituciones, respetar y por sobre todo la institucionalidad de la democracia.

Añadió que uno de los rostros de Dios reflejado en San Miguel Arcángel es el de la seguridad, quien acude a Dios se siente seguro, “nuestra Tegucigalpa, nuestra Honduras se siente segura cuando acude al arcángel San Miguel, el defensor ante las incidías del mal, nuestro pueblo clama en este momento histórico por seguridades no solamente la venidas de la mano del que es eterno y enteramente fiel, nuestro pueblo espera que le den seguridades en lo que respecta a su dignidad personal, en lo que se refiere a los servicios de salud y educación, nuestro pueblo quiere que se le respete y se le dé seguridad en lo que respecta al futuro de su país, de su ciudad, de la familia y de cada una de las personas”.

“Quienes rigen nuestro pueblo, quienes gobiernan nuestra ciudad, quienes administran justicia y legislan para Honduras, han de generar confianza, seguridad y respeto a todos los niveles de nuestra Honduras, un pueblo que no puede confiar en los que lo rigen pierden la confianza, sin confianza no hay seguridad, sin seguridad no hay orden y sin orden, no hay vida, sin vida no hay amor, sin amor se está matando la obra de Dios y en Honduras queremos que en nombre de Dios, nuestro pueblo viva, la vida que es maravillosa, que es espléndida, la vida que con todos los avatares que tenemos vale la pena vivir”, clamó.

Recordó que, desde el momento del origen humano, aparece la muerte, la destrucción y la anulación de la vida, desde el mismo Caín hasta hoy se va dando cuando el hombre se siente y se cree dueño de la vida, no solo de la propia sino hasta de los otros.

Apuntó que desde Jesús vemos que la vida es un regalo inmerecido, nadie se ganó la vida, la recibimos como espléndida riqueza que debe cuidarse, cultivarse y frente a la vida vivimos también por momentos, sectores o propuestas alarmantes cuando descuidamos la vida, la banalizamos, la exponemos y hasta la destruimos, hechos que en nuestra vida parecen ir creciendo como la droga asesina, el abuso alcohólico, la banalización del amor reducido a intereses emocionales pasajeros, la fragmentación de la familia que es el santuario de la vida, la falta de una inmensa e integral educación para la vida y para el amor, tienen como consecuencia heridas, enfermedades y muerte.

Eso es lo que San Juan Pablo II calificó como “la cultura de la muerte”  y se está dando entre nosotros, la consolidación del crimen, del robo, de la mentira, contradice la ley de Dios y con San Miguel puesta la mirada en Jesús, tenemos que pedirle que ilumine con la verdad nuestra inteligencia, que cure nuestras voluntades para optar siempre por la vida para cuidar, promover, defender toda vida, sobre todo la más frágil, la más indefensa, no caigamos en el error y en la tentación de querer resolver los problemas muy difíciles que nos aquejan con falsas decisiones que solo agudizan y aumentan y como creyentes, como ciudadanos tenemos que optar por la vida, debemos unirnos para erradicar la violencia, pero con la observancia de los mandamientos de Dios, puntualizó.

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