Berlín. – La crisis abierta por la pandemia del coronavirus en Alemania es «la más seria que afronta el país desde la Segunda Guerra Mundial», según la canciller Angela Merkel, que ha apelado a la responsabilidad y disciplina de la ciudadanía porque «los que mueren por esta causa son padres, madres, abuelas, miembros de una comunidad en la que cada vida importa».
En una alocución televisada, la primera en sus 15 años de gobierno que no se produce con motivo de la Navidad, Merkel afirmó que la pandemia es «muy seria y de evolución incierta», pues «dependerá de la solidaridad que seamos capaces de mostrar». Destacó la importancia de ganar tiempo para que el sistema sanitario alemán, aún siendo uno de los mejores del mundo, no se vea completamente desbordado.
«Es fundamental seguir con disciplina las directrices dadas por las autoridades sanitarias», subrayó la canciller, que se reservó el derecho a adoptar medidas más drásticas de las impuestas hasta ahora.
«El gobierno corregirá lo que haya que corregir y adoptará también las medidas que sean necesarias y urgentes», avanzó la canciller, que no da la posibilidad de confinar a la población, como ya se hace en otros países del entorno.
Merkel reiteró que los esfuerzos se encaminan a ralentizar la pandemia, para lo que «es existencial reducir la vida pública en la medida de lo posible». En referencia al pánico por el que muchos ciudadanos se han dejado llevar haciendo acopio de víveres, la canciller aseguró que «el suministro de alimentos está garantizado» y no es necesario comportarse como «hámsteres», pues además de no tener ningún sentido es «insolidario».
«Estamos ante un desafío histórico que sólo podremos superar juntos. Estoy segura de que lo lograremos, si todos los ciudadanos y ciudadanas ponen de su parte. Y permítanme que les diga algo. Es serio, Tómenselo en serio», subrayó.
Una curva en alza
Los datos así lo indican. Alemania ha registrado ya 12 mil casos y 28 muertos, y las previsiones son sombrías. Si la población no colabora, los expertos creen que la curva de contagios llevará a los 10 millones.
Y, sin embargo, pese a la gravedad de esas proyecciones, el gobierno ha optado por restringir la movilidad sólo parcialmente.
Se ha procedido al cierre de guarderías, colegios y universidades, bares, clubes, teatros, cines, salas de concierto y bibliotecas, tiendas, gimnasios, iglesias, mezquitas y sinagogas.
La relación es exhaustiva, pero se siguen viendo a niños en los parques haciendo cola para subir al columpio y personas sentadas en las terrazas.
Mientras, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha puesto en marcha un puente aéreo para que los alemanes que siguen fuera del país, que quieren regresar y no pueden hacerlo por el cierre de fronteras. Se calcula que son unos 100 mil alemanes los que se encuentran de viaje en el extranjero.
Los primeros vuelos de esta operación de retorno, para la que se han destinado 50 millones de euros, aterrizaron este miércoles en Múnich y en Fráncfort procedentes de Egipto, Túnez y Marruecos.