Tegucigalpa – El comandante de la Policía Militar del Orden Público y presidente de la Comisión Interventora del Instituto Nacional Penitenciario, Ramiro Fernando Muñoz, anunció medidas drásticas de seguridad tras el violento suceso que resultó en la muerte de tres reclusos en la cárcel de Támara el domingo pasado.
En su declaración, el comandante reveló que la celda donde ocurrieron los hechos albergaba exclusivamente a miembros de la Pandilla 18, lo que sugiere que el incidente tuvo raíces internas en ese grupo criminal.
No obstante, Muñoz enfatizó en la responsabilidad de las autoridades penitenciarias en mantener la seguridad y el orden dentro de las instalaciones.
Explicó que las acciones imprudentes de los internos llevaron a la suspensión de dos coroneles y el director del Centro Penitenciario Nacional de Támara, quienes fueron destituidos de sus cargos y puestos a disposición de las autoridades correspondientes.
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Ante la gravedad de la situación, el comandante advirtió que se implementarán medidas de seguridad más rigurosas. «Si desean tener presencia de policías militares en las celdas, así será», afirmó.
Asimismo, señaló que se restringirá a los reclusos de todo tipo de actividades adicionales, en caso de que busquen perturbar el orden.
Ante la pregunta de los periodistas sobre la firmeza en la aplicación de estas medidas, Muñoz afirmó rotundamente que se llevarán a cabo sin vacilaciones, dejando en claro que la seguridad y el orden en las cárceles deben ser garantizados a toda costa.
Recordó que las cámaras de seguridad anteriores fueron dañadas o tapadas por los propios reclusos, por lo que ahora serán reemplazadas por una vigilancia continua por parte de la policía militar las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
Muñoz expresó su preocupación por el desperdicio de recursos al tener que destinar personal para vigilar a un pequeño grupo de reclusos, pero enfatizó que es una medida necesaria para garantizar la seguridad tanto del personal penitenciario como de los internos.