Tegucigalpa – La directora del Observatorio Nacional de la Violencia del Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (ONV-IUDPAS), Migdonia Ayestas, ha emitido una preocupante declaración sobre el incremento de masacres y muertes violentas en Honduras durante este año. Según Ayestas, se han registrado un total de 31 masacres con 163 personas asesinadas hasta la fecha.
Estos datos son alarmantes, ya que muestran un aumento del 13 por ciento en el número de masacres en comparación con el año pasado. Además, el informe del ONV-IUDPAS revela que el número de víctimas en muertes múltiples ha aumentado en un 72 por ciento.
La directora del observatorio destaca que un preocupante 68 por ciento de las muertes violentas en homicidios múltiples se concentran en los departamentos de Cortés y Francisco Morazán. Esto evidencia la grave situación de violencia en estas regiones.
Ayestas también señala que el crimen organizado no muestra temor ante los cuerpos de seguridad ni las estrategias implementadas. Esta falta de temor se refleja en el incremento de las muertes violentas múltiples, incluso durante la pandemia que ha afectado al resto de la población.
En el año anterior, la tasa de homicidios cerró en un preocupante 38.2 por ciento por cada 100 mil habitantes. Sin embargo, en el año 2023, la directora del ONV-IUDPAS lamenta que se estén produciendo más homicidios múltiples, con menores y mujeres como principales víctimas.
La violencia y la inseguridad en Honduras están arraigadas en una serie de factores complejos, que incluyen la pobreza, la desigualdad social, la falta de oportunidades económicas, la corrupción y la presencia de grupos delictivos. Estos elementos se entrelazan y alimentan un ciclo de violencia que ha tenido un impacto profundo en la sociedad hondureña.
Ante esta alarmante situación, es crucial que las autoridades y la sociedad en su conjunto trabajen de manera conjunta para abordar las causas fundamentales de la violencia y fortalecer las medidas de prevención, seguridad y justicia. La protección de la vida y la seguridad de los ciudadanos debe ser una prioridad absoluta para garantizar un futuro pacífico y próspero en Honduras.