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Cannes 2023: Scorsese, Almodóvar y la nueva de Indiana Jones copan los primeros días del festival

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El estreno de la esperada “Killers of the Flower Moon”, del director italoestadounidense, completa el cartel de grandes nombres en la primera semana de la 76° edición del festival francés.

Por Infobae

La música ya eriza la piel. Al entrar a la gran Sala Lumiere, la principal y más famosa del Festival de Cannes, con los clásicos acordes que John Williams compuso para la saga Indiana Jones sonando, uno ya se siente en pleno viaje, parte de esa generación que siguió las aventuras del arqueólogo interpretado por Harrison Ford desde que empezaron, allá por 1981. Y si bien la nueva película, Indiana Jones y el dial del destino, no cuenta con Steven Spielberg en la dirección por primera vez, la expectativa no deja de ser muy alta. Como sucedió el año pasado con Top Gun y la presencia de Tom Cruise, es el gran evento comercial y popular del festival, por fuera de su competencia.

Es una pena comenzar el párrafo con la palabra “lamentablemente”, pero hay que decirlo: lamentablemente la película no está a la altura de las expectativas. Es razonablemente entretenida, cuenta con media docena de alocadas escenas de acción y persecución, pero es poco lo que aporta a una saga que no parece saber cómo reinventarse ante un protagonista que ya ronda los 80 años.

La trama de la película está ligada a encontrar la otra mitad de un invento llamado Antikythera, que creó el célebre matemático griego Arquímedes y que, se supone, puede generar algo así como “agujeros negros” en el tiempo y que las personas viajen a través de él. La pesquisa por ese objeto comienza en la guerra (Ford está rejuvenecido digitalmente) y sigue, tras una intensa escena de acción, en 1969, donde se desarrollará toda la trama en la que “Indy” se unirá a una arqueóloga más joven (Phoebe Waller-Bridge) que tiene otras intenciones, enfrentando a un nazi (Mads Mikkelsen) que desea quedarse con ese invento.

La búsqueda es, previsiblemente, una excusa para que el Dr. Jones y compañía giren por países del mundo (Marruecos, Estados Unidos, Italia, Grecia) y en cada uno de ellos atraviesen una serie de peligros de los que suelen salvarse por un pelo. El problema de la película, por un lado, es que no desarrolla mucho más que eso y que la mayoría de las escenas de acción se sienten excesivamente trabajadas con efectos digitales. No solo la cara rejuvenecida de Ford, sino que cada escena de la película tiene muchísimos y muy visibles efectos. Pese a tener un sólido director como James Mangold por detrás (director de Logan, una inusual película de superhéroes), “El dial del destino” no busca ir más allá de lo que ya conocemos y al fin la película termina convertida en un parque de diversiones de sí misma y de toda la saga. Entretenida, sí, pero no a la altura de las expectativas.

La otra muy esperada película del festival generó todo un caos organizativo, ya que quedó mucha gente afuera de la sala sin entrar pese a tener sus tickets emitidos. Me refiero a Extraña forma de vida, el western en inglés de Pedro Almodóvar que protagonizan Pedro Pascal y Ethan Hawke. De solo media hora, es más que nada un boceto de una historia que podría expandirse hacia un largo. Lo que se narra allí es el reencuentro de un cowboy (Pascal) con el sheriff de un pueblo (Hawke), quienes no se veían hacía 25 años. Pronto queda claro que entre ambos existió una historia de amor oculta que parecía ya olvidada, pero que renace al volverse a ver. El incoveniente es que, por detrás de la conexión entre ambos, existe un asunto criminal que los enfrenta.

Si bien Almodóvar presenta su película como un western clásico, con todos los motivos y recursos tradicionales, muy pronto se nota su impronta. Y no solo por la historia de amor gay que es su eje, sino por la música y hasta una canción que utiliza (de Caetano Veloso, algo extrañísimo en este contexto), los diálogos y las actuaciones estilizadas, y hasta un cuidado formal en las vestimentas y el arte que llaman la atención.

No hay que olvidar que este mediometraje es a la vez un proyecto que funciona como una publicidad de la marca Yves Saint Laurent, lo que explica en cierto modo algunas de las decisiones creativas. No es una película que quedará entre las mejores del realizador, sino un ejercicio simpático y entretenido que funciona como una especie de entrenamiento para que el director manchego se anime de una vez por todas a hacer su primer largometraje en inglés. Algo que, dice, hará el año que viene.

Lo que sí empezó muy bien pese a la mediocre apertura con Jeanne Du Barry y las miradas del mundo sobre Johnny Depp es la competencia oficial. Si bien recién está arrancando, se han visto buenas películas y algunas, sorprendentes. Quizás la que más cerca esté de tener un lugar en los premios que se darán el sábado 27 es Monster, del realizador japonés Hirokazu Kore-eda, quien ya ganó aquí con Somos una familia, de 2018.

Su nuevo film tiene como protagonista a un niño que comienza a actuar de maneras muy extrañas a partir de que un profesor en la escuela le dice que es un monstruo, asustando a su madre y generando un caos en el colegio al que va. Pero de a poco, y a través de una estructura de flashbacks en la que vamos viendo la misma historia según diferentes puntos de vista, iremos viendo que los problemas del chico y la verdadera historia en realidad es muy distinta. Con Monster, Kore-eda vuelve a narrar historias humanistas y sensibles sobre la niñez, las familias rotas, las presiones sociales y escolares, y los silencios que eso genera. Y emociona de verdad.

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