La cantante de country Carrie Underwood ofreció una interpretación improvisada a cappella de “America the Beautiful” durante la ceremonia de segunda toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, después de que problemas técnicos impidieran la reproducción de la música de fondo pregrabada.
Por Infobae
El incidente ocurrió en la Rotonda del Capitolio de Estados Unidos, después de que Trump prestara juramento y pronunciara su discurso inaugural.
Solo se escucharon unos segundos de las notas introductorias antes de que la música se cortara abruptamente, dejando a la ganadora de American Idol de pie frente a la multitud expectante.
Tras más de un minuto de silencio durante el cual Underwood gesticuló con un hombre que llevaba auriculares diciendo “simplemente la cantaré”, se dirigió al público. “Si conocen la letra, ayúdenme”, dijo.
Luciendo un vestido gris claro, la artista comenzó a interpretar el clásico patriótico y pronto se le unieron las armonías del Coro de las Fuerzas Armadas y miembros del público.
Entre los asistentes que participaron en el canto se encontraban los ex presidentes Barack Obama y Bill Clinton, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, la vicepresidenta saliente Kamala Harris, y destacados empresarios tecnológicos como el fundador de Facebook Mark Zuckerberg, el CEO de Apple Tim Cook y el propietario de X Elon Musk.
Al concluir la interpretación, Carrie Underwood aplaudió al público y procedió a saludar al presidente saliente Joe Biden antes de cruzar el pasillo para saludar al recién juramentado Donald Trump y al vicepresidente J.D. Vance.
La decisión de Underwood de participar en la inauguración había generado críticas previas. En respuesta, la cantante declaró a Entertainment Weekly:
“Amo a nuestro país y me siento honrada de haber sido invitada a cantar en la inauguración y ser una pequeña parte de este evento histórico. Me siento humilde de responder al llamado en un momento en que todos debemos unirnos en espíritu de unidad y mirando hacia el futuro”.
Donald Trump asumió la presidencia de EEUU
La ceremonia de investidura que instaló a Trump como el 47º presidente de Estados Unidos se trasladó al interior del Capitolio debido a las temperaturas gélidas en Washington D.C., que alcanzaron los -11°C.
Este cambio de sede transformó el tradicionalmente público evento en una ceremonia más privada, mientras que los asistentes con entradas fueron dirigidos al Capital One Arena, donde se establecieron estrictas reglas sobre el tamaño permitido de bolsos y mochilas.
La primera dama Melania Trump llegó con un conjunto azul oscuro y blanco, complementado con un llamativo sombrero de ala ancha que generó un momento incómodo cuando su esposo intentó besarla durante la ceremonia, teniendo que conformarse con un beso al aire debido a la interferencia del accesorio.
La jornada comenzó con un servicio religioso tradicional que se convirtió en un indicador de quiénes serán las figuras clave en la segunda administración de Trump.
Al servicio asistieron sus hijos, nominados al gabinete como Pam Bondi para Fiscal General y Pete Hegseth para el Departamento de Defensa, junto a prominentes líderes tecnológicos como Jeff Bezos de Amazon y Sundar Pichai de Alphabet, quienes optaron por asistir a la inauguración en lugar del Foro Económico Mundial en Davos.
El evento también atrajo a destacados influencers y figuras del entretenimiento, incluyendo a los hermanos Logan y Jake Paul, el comediante Theo Von y el luchador Conor McGregor.
La presencia de estos últimos refleja el creciente apoyo que Trump ha ganado entre los jóvenes votantes masculinos, un grupo demográfico que le ayudó a asegurar la presidencia con un 56% de los votos en el segmento de 18-29 años.
En su discurso inaugural, Donald Trump abordó sus principales prioridades, incluyendo una controvertida propuesta de cambiar el nombre del Golfo de México a “Golfo de América”, como parte de su visión de política exterior para su segundo mandato.
La propuesta, que busca presionar a México en temas de inmigración, economía y comercio de drogas, generó diversas reacciones entre los asistentes, incluyendo una risa notable de Hillary Clinton, quien se encontraba sentada entre su esposo Bill Clinton y el ex presidente George W. Bush.