Paso a paso, los principales acontecimientos de un conflicto que mantiene en vilo a Medio Oriente y el mundo entero.
Por Infobae
Hace exactamente un mes, el pasado sábado 7 de octubre recién empezaba a amanecer en Medio Oriente cuando el terrorismo volvió a estremecer al mundo, y en particular al pueblo judío. Esa mañana miles de israelíes se despertaron en los kibutz del sur del país, cerca de la Franja de Gaza, con ruidos de disparos, gritos de vecinos, y hombres encapuchados y armados irrumpiendo en los hogares.
Al mismo tiempo, unos 3.000 jóvenes -israelíes y extranjeros- disfrutaban de la música electrónica al aire libre en la fiesta “Tribe of Nova”, en el desierto del Negev, a cinco kilómetros de la frontera con Gaza. Lo que no imaginaba es que esa alegría y clima de festividad en cuestión de minutos se convertiría en una verdadera pesadilla.
Cerca de las seis de la mañana de repente la música se detuvo y lo primero que observaron los jóvenes fueron estelas de cohetes cubriendo el cielo despejado. En apenas unos minutos la escena se volvió todavía más terrorífica: terroristas palestinos de Hamas penetraron la frontera en vehículos, lanchas, e incluso en parapentes, y empezaron una brutal cacería.
Tanto en los kibutz como en la fiesta, el modus operandi de los terroristas fue el mismo: masacrar a toda persona que se les cruzara, incluidas mujeres, ancianos y niños. Algunas personas, sin embargo, en vez de ser asesinadas fueron secuestradas y enviadas a Gaza, donde Hamas gobierna de facto desde 2007.
La fecha elegida por Hamas no fue casualidad. Ese día Israel celebraba el fin del “Sucot”, una de las festividades judías más importantes, además del Shabat, día de descanso para los judíos. Por ese motivo, muchas personas tardaron en saber lo que estaba ocurriendo, ya que no tenían a mano sus teléfonos celulares.
Mientras miles de israelíes eran secuestrados y masacrados en el sur, a unos pocos kilómetros, en el centro del país, las personas empezaban a despertar por los sonidos de las alarmas antiaéreas y por las alertas de sus teléfonos celulares, que les indicaban que se resguardaran en los búnkeres.
Además de la incursión por aire, mar y tierra de sus terroristas, sólo ese día Hamas lanzó más de 5.000 cohetes que, en su gran mayoría, fueron destruidos por la Cúpula de Hierro.
El brutal ataque sin precedentes se cobró la vida de más de 1.400 israelíes, y dejó cientos de heridos y más de 200 rehenes que actualmente se encuentran en poder de Hamas en Gaza.
Israel moviliza sus tropas y declara el estado de guerra
Ese mismo día, y mientras el mundo empezaba a horrorizarse con las primeras imágenes que venían llegando desde Israel, las Fuerzas de Defensa (FDI) coordinaron una rápida respuesta para retomar el control de las zonas que habían sido tomadas por los terroristas.
El primer ministro Benjamin Netanyahu lanzó un contundente mensaje: “Estamos en guerra y el enemigo pagará un precio sin precedentes”. Informó, además, el despliegue de las tropas y todo el arsenal de avanzada para destruir a Hamas. El plan de las autoridades incluyó el despliegue de al menos 350.000 reservistas hacia la Franja de Gaza.
Ese mismo sábado, el caos se apoderó de gran parte de la población. Las aerolíneas que volaban desde y hacia Tel Aviv cancelaron sus vuelos, mientras miles de turistas y extranjeros buscaban por todos los medios salir del territorio israelí.
En ese contexto de caos, incertidumbre y terror, horas después de los ataques de Hamas, el grupo terrorista libanés Hezbollah también lanzó una serie de cohetes desde territorio libanés, cerca de la frontera norte de Israel, en apoyo a Hamas. “La resistencia islámica de Hezbollah atacó tres posiciones del enemigo sionista en las granjas libanesas ocupadas de Shebaa, con gran cantidad de proyectiles de artillería y misiles teledirigidos”, anunció en ese entonces el movimiento extremista en un comunicado.
Inmediata reacción de la comunidad internacional
Ante el temor de una mayor escalada en Medio Oriente, gran parte de la comunidad internacional, con Estados Unidos y la Unión Europea (UE) a la cabeza, se solidarizaron con el pueblo de Israel, condenaron la barbarie perpetrada por Hamas y exigieron a los terroristas la liberación inmediata de los rehenes.
“Nuestro país está junto al pueblo de Israel ante estos ataques terroristas, nunca dejaremos de respaldarlos”, expresó el domingo 8 de octubre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, luego de mantener una conversación con Netanyahu.
El jefe de Estado norteamericano afirmó que lo vivido el 7 de octubre fue “la peor masacre de judíos en un sólo día desde el Holocausto”.
En una clara señal de apoyo a su principal aliado en la región, Estados Unidos movilizó ese mismo domingo el portaaviones Gerald R. Ford de la Armada, el más grande del mundo, además del crucero de misiles guiado USS Normandy, así como los destructores de misiles guiados Thomas Hudner, USS Ramage, USS Carney y USS Roosevelt, al Mar Mediterráneo para reforzar su presencia en la región ante cualquier escenario que se pudiera desatar tras los ataques terroristas.
Ese mismo domingo Netanyahu recibió el respaldo de los principales líderes mundiales como Olaf Scholz (Alemania), Rishi Sunak (Reino Unido), Giorgia Meloni (Italia), Volodimir Zelensky (Ucrania), Emmanuel Macron (Francia), Justin Trudeau (Canadá) y Mark Rutte (Países Bajos), entre otros.
La Unión Europea (UE) también expresó su apoyo a Israel y como primera medida decidió recortar las ayudas a los territorios palestinos. “Todos los pagos se suspenden inmediatamente. Todos los proyectos puestos en revisión. Todas las propuestas presupuestarias, inclusive para 2023, pospuestas hasta nuevo aviso. Evaluación integral de todo el portafolio”, manifestó Oliver Varhelyi, comisario europeo de Ampliación y Vecindad.
Países como Rusia, China y Turquía centraron sus críticas hacia Estados Unidos por su despliegue de portaaviones y, aunque cuestionaron al terrorismo, con el correr de los días criticaron fervientemente los ataques de Israel hacia Gaza.
En América Latina, en tanto, la mayoría de los países también adoptaron una postura ambigua entre la condena a los ataques terroristas, pero al mismo tiempo a la respuesta israelí. Entre ellos se puede mencionar a la Argentina, Colombia, Chile y México, entre otros. Mientras que otro grupo de naciones, totalmente alineadas al régimen de Irán, no sólo no condenaron a Hamas, sino que centraron sus denuncias sobre Israel. Se trata de los gobiernos que responden a Teherán, como Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Celebración en Irán por la masacre terrorista
El mismo día de los ataques de Hamas, cientos de iraníes se congregaron para festejar las atrocidades cometidas por los terroristas palestinos. Al grito de “Allahu Akbar”, que al traducirse refiere a “Dios es más grande”, las personas se reunieron en la plaza Palestina (Felestin) en Teherán y manifestaron su apoyo a la operación “Tormenta de Al Aqsa”, entre cantos, banderas palestinas, fuegos artificiales, y fotos de Qasem Soleimani -antiguo jefe de la Fuerza Quds, rama internacional de la Guardia Revolucionaria-.
Ese mismo 7 de octubre las principales sospechas de Israel y Occidente indicaban que el régimen iraní podría estar detrás de los brutales ataques. Dos días después el líder supremo Ali Khamenei celebró la masacre terrorista, pero negó cualquier implicación de Teherán.
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