El ministro de Energía, Livan Arronde, anunció que el 18 de noviembre llegó a Cuba una nueva central flotante que entrará en funcionamiento en breve para asegurar el suministro energético en su país.
Esta planta está amarrada en la bahía de La Habana y aportará unos 130 megavatios (MW) al Sistema Eléctrico Nacional (SEN), al que se conectó a través de la subestación Melones.
“Se inicia la fase de ajuste y puesta en marcha”, dijo Arronte, agregando que la potencia de esta planta permitirá realizar el mantenimiento programado en otras plantas, lo que facilitará la recuperación de las capacidades de generación.
La nueva central eléctrica es una gran barcaza con siete motores fabricada por Karpowership, una filial del grupo energético turco Karadeniz. En los últimos años, Cuba también adquirió otras tres centrales eléctricas móviles turcas, todas ellas ubicadas en la Bahía de Mariel y aportan cerca de 200 MW al SEN.
Desde la década de 1990, Cuba ha enfrentado cortes de energía que a menudo duran varias horas al día. Esta situación es consecuencia directa del bloqueo estadounidense que impide al gobierno revolucionario comprar máquinas, repuestos, insumos y combustible.
El último apagón masivo tuvo lugar en septiembre, cuando las provincias de Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo quedaron a oscuras, afectando a alrededor del 30 por ciento de la población del país.
Actualmente, Cuba depende del petróleo extranjero para producir energía. Sin embargo, para el 2030, esta isla caribeña apunta a reequilibrar su matriz energética a través de fuentes renovables, que se espera cubran hasta el 37 por ciento de las necesidades energéticas nacionales.
