Tegucigalpa – La doctora y diputada Johana Bermúdez ha planteado una crítica contundente respecto a la reciente llegada de médicos cubanos al país, subrayando la falta de garantías sobre sus especialidades y la cuestionable utilización de recursos estatales.
En sus declaraciones, Bermúdez no solo expone la ausencia de certificación por parte del Colegio Médico de Honduras (CMH) por parte de los profesionales cubanos, sino que también resalta el dilema ético y financiero que representa esta situación.
Para Bermúdez, resulta incomprensible que en un país con una considerable cantidad de profesionales de la salud desempleados, el Gobierno haya optado por importar médicos extranjeros, sin asegurar que efectivamente posean las especialidades anunciadas.
Su preocupación radica en el gasto significativo que esto implica para el Estado hondureño, sobre todo cuando existen recursos limitados que podrían ser asignados al empleo de talento humano local.
La diputada expone que, a pesar de la promesa de médicos especializados, la realidad es que la mayoría de los profesionales cubanos que llegaron al país no presentan las especialidades esperadas.
Esta situación genera una profunda interrogante sobre la justificación del elevado costo de contratar estos médicos, especialmente cuando Honduras cuenta con un número considerable de médicos desempleados y capacitados.
Bermúdez no solo critica la falta de transparencia en la contratación de estos médicos, sino que también advierte sobre posibles consecuencias a largo plazo en la institucionalidad del sistema de salud hondureño.
Advierte que el problema no se limita al gremio médico, sino que podría extenderse a otros sectores, debilitando así la estructura organizativa del país.
Ante este panorama, la diputada hace un llamado urgente a la unidad entre la academia, la sociedad civil, la empresa privada y la clase política.
Advierte sobre los riesgos de permitir que Honduras siga un camino similar al de países con sistemas de salud cuestionados, como Nicaragua, Cuba o Venezuela.
Bermúdez concluye instando a una reflexión profunda sobre el uso de los recursos estatales y la verdadera prioridad en el fortalecimiento del sistema de salud nacional.
