Tegucigalpa – En su emotiva homilía dominical, el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez transmitió un mensaje profundo y necesario a los políticos hondureños, recordándoles que el poder es un instrumento para servir a la sociedad y no para enriquecerse o satisfacer ambiciones personales.
Con firmeza, el Cardenal instó a estos líderes a comprender que su misión como legisladores es legislar en beneficio del bien común, poniendo el interés público por encima de cualquier motivación egoísta o mezquina.
En un mundo donde el tiempo avanza implacablemente, resaltó que acumular riqueza mal adquirida o poder desmedido carece de sentido real y duradero.
La sociedad actual a menudo se ve atrapada en una carrera por obtener más y más, sin detenerse a considerar el verdadero significado de su existencia.
El Cardenal Rodríguez subrayó cómo esta búsqueda constante de poder y posesiones materiales solo conduce a un estado de estrés y vacío espiritual, alejando a las personas del amor y la compasión que son fundamentales para una vida significativa.
En palabras conmovedoras, señaló que el poder a menudo se convierte en una cultura de insatisfacción, donde se busca la gratificación inmediata en lugar de encontrar un propósito más profundo.
En última instancia, el Cardenal preguntó con contundencia a qué sirve ganar el mundo entero si se pierde el sentido de la vida y la conexión con los demás, si se descuida el bienestar de la comunidad y se olvida el compromiso con un futuro mejor.
La homilía del obispo emérito sirve como un recordatorio poderoso y valioso para todos los líderes y ciudadanos, instándonos a considerar el propósito de nuestras acciones y a recordar que el poder, cuando se utiliza de manera sabia y compasiva, puede tener un impacto significativo en la construcción de una sociedad más justa y un mundo más equitativo.