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El trastorno obsesivo compulsivo está vinculado a un desequilibrio neuroquímico en el cerebro

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El equipo de científicos descubrió que los pacientes con TOC presentan una alteración en zonas cerebrales implicadas en la toma de decisiones. Los hallazgos abrirán nuevos horizontes para los tratamientos.

Por Infobae

¿Cerré bien la puerta de casa? ¿Apagué la hornalla antes de salir? ¿Activé la alarma del auto? Estas pueden ser algunas de las obsesiones que sufren las personas que padecen trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

Un estudio de la Universidad de Cambridge publicado ayer en la revista Nature Communications encontró que un desequilibrio en los niveles de dos neurotransmisores, glutamato y GABA, en dos áreas concretas del cerebro puede ser la base de los comportamientos compulsivos.

El trastorno obsesivo compulsivo se caracteriza por “un patrón de pensamientos y miedos no deseados (obsesiones) que provocan en quien lo padece comportamientos repetitivos (compulsiones). Estas conductas interfieren en las actividades diarias y causan un gran sufrimiento emocional. A pesar de los esfuerzos por ignorar o deshacerse de esos pensamientos o impulsos, estos vuelven una y otra vez” según los expertos de la Clínica Mayo.

La mala noticia es que el TOC funciona como un círculo vicioso. Y una vez activado, tiende a empeorar cada vez más y es muy difícil salir.

“Comprender el trastorno obsesivo-compulsivo es una cuestión fundamental para la psiquiatría. Ahora hemos demostrado que se producen cambios definitivos en estos neurotransmisores clave en las personas que padecen TOC”, afirmó el autor principal, el profesor de Neurociencia Trevor Robbins de la Universidad de Cambridge.

“La persona con TOC se siente impulsada a realizar la compulsión de carácter recurrente, lo suficientemente grave como para provocar pérdidas de tiempo significativas (por ejemplo, el individuo le dedica más de una hora por día a estas actividades), un deterioro acusado de la actividad general y malestar significativo. La persona reconoce que las obsesiones o compulsiones son exageradas e irracionales”, dijo a Infobae la licenciada Gabriela Martínez Castro, directora del Centro de Estudio Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA).

El doctor Harry Campos Cervera, médico especialista en Psiquiatría UBA, psicoanalista en función didáctica Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y magíster en Psiconeuroinmunoendocrinología por la Universidad Favaloro, explicó a Infobae sobre el estudio: “Desde el punto de vista neuromolecular, se pensaba que el TOC se producía por un desequilibrio de la serotonina y se trataba, desde el punto de vista biológico, con inhibidores de recaptación de serotonina, además del complemento de los tratamientos psicológicos, psicoanalíticos y neurocognitivos”.

Y agregó: “Pero, últimamente, se piensa que hay un desequilibrio entre neurotransmisores excitatorios como el glutamato e inhibitorios como el GABA, en el área cingulada anterior, que es un área motora del cerebro, y que esto tiene que ver con el trastorno obsesivo compulsivo. Pero es una teoría que está todavía en desarrollo y todavía no hay tratamientos clínicos vinculados con esto”, señaló Campos Cervera.

¿Cómo se realizó la investigación?
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores de Cambridge evaluaron escáneres cerebrales de 31 personas con TOC y de 30 más sin este problema de salud mental, que no estaban medicados y que no tenían antecedentes de afecciones neurológicas o psiquiátricas. En las pruebas, los investigadores midieron el nivel de neurotransmisores en dos regiones distintas del cerebro y, a partir de ahí, se compararon los resultados.

Los afectados por el TOC tenían niveles más altos de glutamato y más bajos de GABA en el córtex cingulado anterior, en comparación con las personas que no padecían el trastorno.

El glutamato es un neuroquímico “excitador” que facilita los impulsos eléctricos que disparan las neuronas para enviar información por las redes cerebrales, mientras que el GABA es un neurotransmisor “inhibidor” que actúa en oposición al glutamato y amortigua la excitabilidad neuronal para dar equilibrio.

Además, los investigadores descubrieron que la gravedad de los síntomas del TOC, junto con la inclinación hacia comportamientos habituales y compulsivos, estaba relacionada con niveles más altos de glutamato en la región motora suplementaria.

Esto se observó tanto en pacientes con TOC como en participantes sanos con tendencias compulsivas más leves.

“Algunos tratamientos ya actúan sobre el desequilibrio del glutamato de forma indirecta”, detalló Marjan Biria, autora principal del estudio e investigadora del Departamento de Psicología de Cambridge , que realizó el trabajo en el laboratorio de Robbins en Cambridge. Y agregó: “Ahora tenemos las pruebas de por qué ciertos enfoques parecen tener algunos efectos beneficiosos”.

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