Se sabe que los hombres mayores con diabetes tipo 2 tienen unas probabilidades más altas de sufrir disfunción eréctil (DE). Ahora, una nueva investigación sugiere que los problemas en la cama en los hombres más jóvenes podrían ser una señal de una prediabetes o diabetes sin diagnosticar.
Por Infobae
Los investigadores encontraron que los hombres de 40 años o menores con DE experimentan un aumento de alrededor de un tercio en el riesgo de prediabetes o de diabetes tipo 2 en toda regla, en comparación con los hombres sin impotencia.
Los resultados indican que los hombres más jóvenes con DE deben recibir pruebas de detección de la diabetes, aseguran.
«Esto indica una capacidad notable de predecir el inicio potencial de una enfermedad y tratarla temprano mediante el estilo de vida o con medicamentos», comentó en un comunicado de prensa de la Universidad de Saint Louis la coautora del estudio, la Dra. Jane Tucker, profesora asociada de medicina familiar y comunitaria de la universidad.
En el estudio, Tucker y sus colegas observaron los datos electrónicos de salud de más de 1.9 millones de pacientes de sexo masculino de 2008 a 2022, y examinaron los vínculos entre estas dos afecciones, en un momento en que un 2.5 por ciento de la población de EE. UU. tiene una diabetes persistente sin diagnosticar.
Cuando se enfocaron en los hombres de 18 a 40 años, los investigadores encontraron que los pacientes con DE tenían un riesgo un 34 por ciento más alto de prediabetes o diabetes tipo 2. Además, un 75 por ciento de los pacientes desarrollaron prediabetes o diabetes tipo 2 en un plazo de un año tras un diagnóstico de DE.
La prevalencia de diabetes sin diagnosticar se redujo entre 1988 y 2020 en Estados Unidos. Pero alrededor de 8.5 millones de adultos tienen una diabetes sin diagnosticar, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Más o menos un 25 por ciento de estos casos son en personas de 18 a 44 años.
Si no se trata, la diabetes puede tener consecuencias graves y potencialmente letales. Pero la enfermedad se puede controlar con medicamentos y cambios en el estilo de vida.
Los hallazgos del estudio se publicaron en la edición de septiembre de la revista Preventive Medicine.