Una investigación de la Universidad de Oklahoma arroja luces sobre el desarrollo de la diabetes tipo 2, una vez se recibe el tratamiento en cáncer de mama.
Si bien los medicamentos actuales ayudan a la mayoría de las personas con cáncer de mama a sobrevivir durante años, muchas de las que reciben tratamiento eventualmente desarrollan diabetes tipo 2, a menudo años después de finalizar el tratamiento, señaló la investigadora y profesora asistente de Patología de la Universidad de Oklahoma, Elizabeth Wellberg.
Esta investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oklahoma arroja luces sobre el vínculo entre las dos enfermedades y crea conciencia tanto para los pacientes como para los médicos. El artículo se denomina «Diabetes mellitus en sobrevivientes de cáncer de mama: efectos metabólicos de la terapia endocrina».
La investigadora Elizabeth Wellberg dijo que debido a que la mayoría de los cáncer de mama utilizan la hormona estrógeno para impulsar su crecimiento, los medicamentos diseñados para bloquearla son muy eficaces para tratar la mayoría de los tipos de enfermedad.
Sin embargo, la disminución resultante de estrógeno puede contribuir al desarrollo de diabetes en algunas personas que no tenían indicios de padecerla antes del diagnóstico de cáncer de mama.
«Los datos son muy claros en cuanto a que los medicamentos que salvan vidas para las personas diagnosticadas con cáncer de mama, ellas deben continuar tomándolos de acuerdo con las recomendaciones de sus médicos. Pero debido a que estos pacientes enfrentan un mayor riesgo de desarrollar diabetes, podemos hacer más para monitorearlos e intervenir antes para prevenir la aparición de diabetes», dijo Wellberg.
Medicamentos que afectan el metabolismo
Hay medicamentos que suprimen la señalización de estrógenos, privando así a las células cancerosas de lo que necesitan para replicarse. Sin embargo, el estrógeno desempeña un papel beneficioso de muchas otras maneras, incluida la salud ósea, la salud cerebral y la composición corporal.
«El estrógeno afecta a todos los tejidos del cuerpo. Cuando se administra un medicamento, no sólo va al tumor, sino a todas partes, por lo que no es de extrañar que la pérdida de estrógeno tenga efectos en todo el cuerpo», agregó la experta.
Reconoce que se necesita mucha más investigación para identificar qué pacientes tratados por cáncer de mama enfrentan el mayor riesgo de desarrollar diabetes. Pero mientras tanto, la evidencia es lo suficientemente sólida como para generar una mayor conciencia tanto entre los pacientes como entre los proveedores de atención médica, según la investigadora.
«Lo bueno es que ya contamos con programas e intervenciones para prevenir la diabetes. Los programas de ejercicio y dieta son eficaces y el fármaco metformina puede prevenir o retrasar la diabetes. La implementación de estas intervenciones podría ser relativamente rápida una vez que sepamos quién está en riesgo durante el tratamiento del cáncer de mama», acotó Wellberg.
Puntualizó que no todas las personas que reciben tratamiento por cáncer de mama acaban desarrollando diabetes, pero no es raro. Debido a que el grupo tratado por cáncer de mama sobreviven más tiempo que nunca, «cada vez somos más conscientes de otras afecciones que pueden enfrentar debido al tratamiento que recibieron».
Si las personas notan que su metabolismo cambia o aumentan de peso, deben informar a su médico. Del mismo modo, idealmente un equipo de atención integrada de oncólogos y endocrinólogos puede trabajar juntos para identificar y prevenir problemas potenciales en una fase más temprana del proceso de tratamiento, según la investigación.