Tegucigalpa – Tragedia y dolor se cernieron una vez más sobre la comunidad con la trágica pérdida de Zoe Daniela Izaguirre, una niña vivaz y llena de sueños, cuya vida fue arrebatada por el implacable avance del dengue.
Con tan solo 10 años, Zoe se encontraba en el cuarto grado de la escuela Francisco Morazán, un rayo de esperanza en el corazón del barrio La Ronda en Tegucigalpa.
El doctor Franklin Gómez, visiblemente consternado por la situación, describió los últimos momentos de Zoe en el hospital, revelando la gravedad extrema de su condición cuando llegó al centro de atención médica.
En un estado crítico, con un impactante shock hipovolémico y múltiples órganos en fracaso, los esfuerzos médicos por salvarla resultaron infructuosos, dejando un vacío insondable en su familia y comunidad.
Con un profundo pesar, el doctor Gómez expresó su frustración ante la persistente pérdida de vidas humanas debido a una enfermedad que podría prevenirse con medidas simples y atención temprana.
Instó a los padres y cuidadores a no subestimar la gravedad del dengue, enfatizando la importancia de buscar atención médica desde el primer indicio de la enfermedad, junto con un seguimiento cuidadoso y la administración oportuna de tratamientos adecuados.
El Hospital Escuela, testigo de la angustia de múltiples familias, ha sido testigo de la partida prematura de diez pequeños y un adulto, un recordatorio desgarrador del poder devastador de esta enfermedad y de la urgente necesidad de una respuesta colectiva para detener su propagación.
En medio del luto y el sufrimiento, la comunidad se une en solidaridad, instando a una acción coordinada y efectiva para prevenir más tragedias similares en el futuro.
