Por: Sergio Morales
La administración de la presidenta hondureña, Xiomara Castro, atraviesa una de sus peores crisis desde que asumió el poder, tras las acusaciones de un supuesto golpe de Estado en su contra y el escándalo que involucra a su cuñado, Carlos Zelaya. El 3 de septiembre, Castro denunció que hay un plan en marcha para «destruir» su gobierno, lo que ha intensificado la tensión política en el país.
El detonante de esta crisis fue la difusión de un video en el que Carlos Zelaya, hermano del expresidente Manuel Zelaya y cuñado de Castro, aparece negociando con narcotraficantes en 2013 para obtener financiamiento para la campaña del partido Libre. A raíz de la controversia, Zelaya renunció a su cargo como diputado y secretario del Congreso, admitiendo haber sostenido reuniones con dichos personajes, aunque afirmó que no aceptó dinero ilícito.
Además de este escándalo, la situación se complicó cuando la presidenta Castro pidió el 28 de agosto la cancelación del tratado de extradición con Estados Unidos. Este acuerdo ha sido clave para la extradición de poderosos narcotraficantes, incluidos el expresidente Juan Orlando Hernández y su hermano, Tony Hernández. Castro justificó la medida tras acusar a la embajadora estadounidense, Laura Dogu, de injerencia por criticar una reunión entre el ministro de Defensa hondureño, José Manuel Zelaya, y su homólogo venezolano, Vladimir Padrino López, a quien Washington considera narcotraficante.
Honduras también ha mantenido una postura favorable hacia el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, reconociendo su reelección en un proceso que gran parte de la comunidad internacional ha considerado fraudulento. Esta alineación con regímenes como los de Cuba, Nicaragua y Venezuela ha generado fricciones con otros países, especialmente con Estados Unidos.
Análisis Político
El analista político Miguel Castillo señaló que las recientes acciones de Xiomara Castro parecen ser una reacción a movimientos que Estados Unidos ya tenía planeados, y que están vinculados a las presuntas conexiones entre narcotraficantes y la familia Zelaya. Según Castillo, estas tensiones podrían tener repercusiones en las relaciones bilaterales y la estabilidad política en Honduras, así como posibles impactos en la región.
Con información de: La Hora