Tegucigalpa – Los exfutbolistas hondureños que aspiraban a cargos de elección popular en las recientes primarias 2025 se encontraron con un escenario inesperado: un electorado cada vez más crítico y menos dispuesto a respaldar candidaturas basadas únicamente en la fama o popularidad.
Estrellas como Julio César «Rambo» de León apenas alcanzaron 3,460 votos (0.90%), un resultado decepcionante para quien aseguraba querer «hacer un cambio por los jóvenes». Su campaña se vio afectada por acusaciones ciudadanas que lo vinculaban con narcotraficantes, reflejando un mayor escrutinio público hacia los antecedentes de los candidatos.
El fenómeno no se limitó a figuras del pasado. Futbolistas recientemente retirados como Emilio Izaguirre, actual director deportivo del Motagua, y Carlo Costly, aspirante a diputado por Cortés, también encontraron un electorado reacio a apoyarlos. La ciudadanía cuestionó particularmente la gestión de Izaguirre en el club capitalino, planteando dudas sobre su capacidad para manejar responsabilidades gubernamentales.
Historia que se repite
El rechazo electoral a estas figuras deportivas parece estar fundamentado en experiencias previas. Wilmer Velázquez, quien logró obtener una diputación en el pasado, dejó un recuerdo amargo entre los hondureños, quienes lo calificaron de «vendido» y «lacra» por aparentemente buscar solo beneficios personales durante su gestión.
Casos similares han involucrado a otros exfutbolistas como Milton Omar Núñez (Atlántida), Limber Omar Pérez (Francisco Morazán), Eduardo Bennet (Francisco Morazán), Dangelo Bautista (Cortés) y Milton Alexander Reyes (Yoro), cuyas gestiones en cargos públicos no dejaron resultados positivos memorables.
El documento destaca que incluso jugadores anteriormente queridos por la afición, como Gilberto Yearwood o Jaime Villegas, vieron su imagen deteriorada tras su incursión en política. Igualmente, menciona al reconocido técnico José de la Paz Herrera «Chelato» Uclés, quien también formó parte de la cúpula gubernamental.
Propuestas superficiales
Uno de los principales factores que explican este rechazo es la superficialidad de las propuestas presentadas por los exdeportistas. Según el análisis, sus ofertas se limitaban típicamente a «dar balones a los jóvenes, hacer o mejorar canchas, dar uniformes, hacer torneos» – iniciativas que la ciudadanía considera insuficientes para justificar los salarios percibidos por los funcionarios públicos.
El texto también señala que muchos de estos candidatos carecen de formación educativa superior, lo que genera dudas sobre su capacidad para desempeñar funciones legislativas o dirigir instituciones como la Comisión Nacional de Deportes (CONDEPOR).
La excepción parece ser «El Profe» Salomón Nazar, quien aún mantiene posibilidades de obtener un cargo de diputado. Su caso destaca por ser uno de los pocos exfutbolistas con formación profesional, obtenida en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM).
Un país que exige más
El rechazo electoral a estas figuras deportivas refleja una maduración del electorado hondureño, que parece estar demandando propuestas serias y candidatos con preparación para enfrentar los complejos problemas del país.
El documento concluye señalando que la juventud hondureña necesita representantes que comprendan a fondo sus problemáticas, y no figuras que ofrezcan soluciones superficiales mientras buscan beneficio personal. Esta evolución en las preferencias del electorado podría señalar un cambio significativo en la cultura política de Honduras, donde la popularidad mediática ya no garantiza el éxito en las urnas.