Construida en un clima polar y con temperaturas gélidas, es considerada por muchos como «un lugar alienígena».
Por La Razón
Con un clima polar y una de las zonas más frías del planeta, el ártico es una región que comprende el extremo norte de la Tierra. A pesar de las condiciones con temperaturas extremadamente bajas, especialmente durante el invierno, este lugar alberga una gran cantidad de vida terrestre, desde osos polares hasta renos o aves migratorias. Pero en lo bajo del hielo, se esconde un espacio desconocido para la mayoría de personas, aunque es muy importante para la supervivencia de la raza humana en caso de llegar el hipotético pero temido Apocalipsis: la Bóveda del Fin del Mundo.
Por muchos es considerada como una instalación «alienígena», pues no se sabe cómo esa construcción de hormigón llegó al archipiélago noruego de Svalbar. Asimismo, se trata de un prisma insertado en la montaña, con una vidriera azul que siempre está iluminada fácilmente.
Se puede acceder a ella, pues una vez dentro, hay un largo pasillo de unos 130 metros de longitud que da a parar a tres cámaras que esconden el verdadero secreto de la bóveda: semillas, una simple especia vegetal guardado como un tesoro debido a su importancia. Y es que, en caso de Apocalipsis, sería el alimento por excelencia.
Según datos de octubre de 2022, recogidos por la web de la organización, la bóveda contaba con más de 1,2 millones de muestras de semillas, 93 bancos de genes y casi 6.000 especies. No es casualidad que tal manjar esté guardado en la bóveda. En primer lugar, no sólo está a 1.000 kilómetros del Círculo Polar Ártico sino que es territorio neutral, desde mediados del siglo XXI. Pero también las temperaturas gélidas, que no superan los cinco grados en verano, es un clima perfecto para su conservación.
Además, su construcción en forma de bóveda bajo el Ártico está realizada, adrede, para resistir ante erupciones volcánicas o terremotos de una magnitud que ronde la magnitud 10 en la escala Richter.