Cuando Al-Khelaifi lo apartó del equipo, renunció por escrito a 80 millones de euros y dijo que podría aportar más en función de lo que recibiera del nuevo club.
Por El País
Las negociaciones entre Kylian Mbappé y el Real Madrid se siguen con extraordinario interés en las oficinas del Paris Saint-Germain. Y no por curiosidad. El contrato del futbolista vence el 30 de junio, pero su salida del club no es un corte limpio sin más. Algunos detalles de la liquidación final de la relación están ligados al trato que termine cerrando el jugador con Florentino Pérez. Mbappé se comprometió con el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi, a evaluar el pago de una compensación extra al club una vez que hubiera firmado con el club del Bernabéu, según fuentes conocedoras del acuerdo, que incluyó también la renuncia por escrito a 80 millones de euros brutos que le correspondían en concepto de primas.
La espera transcurre en un clima de suspicacia y tensión sostenida, con algún estallido episódico, entre el PSG, el futbolista y el entorno que lo rodea.
Al-Khelaifi y Mbappé alcanzaron el pacto de las compensaciones el pasado agosto como parte de las negociaciones de paz después de que Mbappé comunicara al club por carta que no quería activar la cláusula que le permitía alargar su estancia en París hasta junio de 2025. Aquello enfureció al dirigente catarí: “No podemos dejarle irse gratis, es imposible”, dijo.
Ya en privado, le recordó al jugador el contenido de sus conversaciones de la primavera de 2022, cuando Mbappé viró de manera abrupta y dejó plantado al Madrid. En particular, le refrescó un detalle que no quedó recogido en los papeles, pero que, según fuentes conocedoras de las condiciones, resultó determinante para que el catarí se comprometiera a pagarle un sueldo de 75 millones de euros brutos anuales complementado por primas superiorires al salario. Estuvieron de acuerdo en que cuando dejara el PSG propiciaría que el club recibiera una compensación que rondaría los 150 millones de euros. Así es como le salían las cuentas al PSG.
De ahí la cólera de Al-Khelaifi cuando recibió la carta que planteaba el escenario de irse gratis. El dirigente le dio tres opciones: renovar, salir traspasado o pasarse la temporada apartado del equipo sin entrenar siquiera. Puso al futbolista en el mercado y aceptó una oferta de 300 millones de euros del Al-Hilal saudí, pero el jugador rechazó la mudanza. Quería seguir en París hasta el final de la temporada y emigrar.
Tras ese rechazo, Al-Khelaifi le dejó fuera de la gira asiática del equipo. Permaneció en Francia entrenándose con los futbolistas “prescindibles”. Cuando se acercaba el comienzo de la temporada, Mbappé seguía apartado. No apareció en la convocatoria para el primer partido de liga, en casa contra el Lorient, pero sí acudió al Parque de los Príncipes, donde se dirigió al despacho del presidente antes del encuentro. De esa conversación, salió la paz.
Al-Khelaifi permitió al jugador regresar a la disciplina del primer equipo cuando accedió a compensar al irse. Terminó firmando un documento por el cual renunciaba a primas por valor de 80 millones de euros y dijo al presidente que, en función del tamaño del acuerdo que acabara cerrando con el Madrid, podría añadir una cantidad adicional a ese montante al que renunciaba.
Ese punto del acuerdo de paz, solo se activaría cuando el futbolista firmara con su nuevo club. De ahí el interés del PSG por el desarrollo de las negociaciones, del que obtiene información a través de Luis Campos, el directivo que contrataron en 2022 para ocuparse de manejar al jugador. El portugués ha sido una pieza fundamental en la carrera de Mbappé desde que coincidieron en el Mónaco. Meses antes de incorporarse al PSG, durante las negociaciones de aquel año que estuvieron a punto de depositarlo en el Bernabéu, Campos sirvió en algunos momentos de enlace entre Mbappé y el Madrid.
La información que envía estos días el futbolista a la cúpula del que todavía es su club es que todavía no ha alcanzado ni firmado un acuerdo con Florentino Pérez, por lo que no ha llegado el momento de evaluar la segunda parte del pacto que permitió la paz en agosto. Fuentes del Madrid coinciden con ese relato: aseguran que no han cerrado un acuerdo con Mbappé y aplazan el momento al mes de junio. Sostienen que el futbolista conoce las líneas generales de la oferta, similares a la de 2022 y que llegado ese momento se verá si quiere jugar en el Bernabéu y si al Madrid le interesa contratarlo en las condiciones que pretenda.
Mientras avanza el proceso de despedida, que parece en marcha desde que llegó a París hace siete temporadas, Mbappé se ha visto sometido a turbulencias a las que no estaba acostumbrado. Luis Enrique lo sustituyó en los dos últimos partidos de liga, contra el Stade Rennais en el 65 y contra el Mónaco en el descanso. Ese día marcó uno de los picos más agudos de tensión de su larga marcha. Tras pasar por la ducha, hizo algo inusual y alejado de los usos de los equipos profesionales: con el partido aún en marcha, abandonó la expedición del PSG y se instaló en la grada con su madre y agente, Fayza Lamari, un gesto que molestó a la cúpula del club.
Después del encuentro, Luis Enrique quiso restar trascendencia a la sustitución: “Tarde o temprano jugaremos sin Mbappé. Tenemos que acostumbrarnos a eso”. Fuentes del club respaldan esa explicación. Aseguran que no tiene nada que ver con lo que sucedió en verano, cuando Al-Khelaifi ordenó apartarlo del equipo, sino que se trata de una decisión solo del técnico. Según estas mismas fuentes, Al-Khelaifi valora de manera muy positiva la decisión de Luis Enrique, que explicó al futbolista que no estaba jugando bien, algo que no le había sucedido en los últimos años.
El catarí trata de marcar distancias con el futbolista. Después de la victoria del martes contra la Real Sociedad, bajó al vestuario para felicitar al grupo, subrayar el valor del colectivo por encima de las individualidades y apuntar al futuro haciéndoles notar que eran el equipo más joven de los octavos de la Champions.
El nuevo equilibrio no se recibe de manera pacífica en el otro lado. Las entrañas del estadio Louis II retumbaron el fin de semana pasado con los gritos de Fayza Lamari a un ejecutivo del PSG, que trató de apaciguarla. Mbappé se va, pero aún no se ha ido, y de cómo se vaya depende todavía parte de la compensación que deje.