Tegucigalpa – El reciente nombramiento de Rixi Moncada como ministra de Defensa en Honduras ha generado un intenso debate entre la legalidad y la ética, especialmente en el contexto de su abierta campaña por la presidencia. Mientras algunos defienden que la Constitución permite su designación, otros cuestionan la ética de la decisión, dado su papel activo en la carrera presidencial.
En octubre de 2023, la presidenta Xiomara Castro había solicitado a los miembros de su gabinete que renunciaran a sus cargos si deseaban participar en la política electoral. Moncada cumplió con esta solicitud y renunció a su cargo como ministra de Finanzas. Sin embargo, diez meses después, Castro nombró nuevamente a Moncada en un alto cargo, esta vez como ministra de Defensa, lo que ha suscitado críticas por la aparente contradicción.
El Colegio de Abogados de Honduras (CAH) intervino en el debate, señalando que, aunque legalmente Moncada está habilitada para asumir el cargo, el nombramiento plantea un dilema ético. Gustavo Solórzano, presidente del CAH, destacó que la situación es problemática desde un punto de vista ético, considerando que Moncada había renunciado anteriormente por motivos similares.
Por su parte, Julieta Castellanos, socióloga y exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), también cuestionó el nombramiento, argumentando que genera un conflicto de intereses que podría afectar la confianza en las Fuerzas Armadas durante el proceso electoral. Castellanos también subrayó que esta decisión evidencia un círculo cerrado de poder dentro del partido Libre, dominado por las familias Zelaya-Castro y Moncada-Godoy.
Los partidos políticos de Honduras no han permanecido en silencio ante esta controversia. El Partido Liberal de Honduras, por ejemplo, expresó en un comunicado que el nombramiento de Moncada genera un conflicto de intereses, especialmente porque las Fuerzas Armadas, bajo su dirección, serán responsables del transporte del material electoral en las próximas elecciones.
El debate en torno a la designación de Moncada como ministra de Defensa sigue creciendo, subrayando las tensiones entre la legalidad, la ética y la percepción pública en un momento crítico para la política hondureña.
