Cientos de miles peregrinos musulmanes colmaron el martes el monte Arafat de Arabia Saudita en el momento culminante del hach bajo un calor abrasador, con una temperatura de 48 grados Celsius.
Desde el amanecer, los fieles musulmanes acudieron en masa a este lugar religioso -donde el profeta Mahoma habría predicado su último sermón- después de pasar la noche en tiendas climatizadas en Mina, un valle rodeado de montañas rocosas y a pocos kilómetros de La Meca.
Pasaron el día rezando y recitando el Corán, bajo una temperatura que llegó a los 48 ºC, según el departamento de meteorología del reino.
“Es un momento que esperé toda mi vida“, afirma Fadia Abdalá, una egipcia de 67 años bajo su sombrilla.
El hach es una de las reuniones religiosas más grandes del mundo, y se celebra en pleno verano, en una de las regiones más calurosas del mundo.
Como el uso del sombrero esta prohibido durante el hach para los hombres, muchos adquirieron sombrillas y las mujeres se protegían del sol también con su velo.
El ministerio de Salud de Arabia Saudita pidió a las personas mayores o enfermas que eviten la exposición durante las horas más calurosas del día.
Alrededor del monte Arafat, se instalaron vaporizadores gigantes para permitir a los peregrinos refrescarse, y numerosos camiones proporcionaban agua fresca y comida en forma gratuita.
En la zona se instalaron seis hospitales de campaña con más de 300 camas, indicó Sasser Bair, un funcionario del ministerio de Defensa de Arabia Saudita.
Sin limitación de edad ni número de participantes
El hach, que consiste en una serie de ritos durante varios días en La Meca y sus alrededores, es uno de los cinco pilares del islam.
Todo musulmán debe hacerlo al menos una vez en su vida, si tiene los medios.
“No puedo creer que esté aquí“, destaca Yasin, un técnico yemení de 23 años antes de regresar a sus oraciones.
Ahmad Ahmadein, un ingeniero estadounidense de 37 años, afirmó estar muy contento de haber sido “elegido por Dios entre millones” de musulmanes para realizar la peregrinación. “Es una oportunidad que no se repetirá”, dijo, antes de comenzar su ascenso al monte Arafat.
Las autoridades sauditas levantaron en 2023 las limitaciones sobre la edad o el número de participantes impuestas durante los tres años anteriores debido a la pandemia de covid-19.
La rica monarquía petrolera espera superar el número de 2,5 millones de visitantes alcanzado en 2019, y poder registrar así la peregrinación “más grande de la historia“.
En 2020 y 2021, en el apogeo de la pandemia, solo unos pocos miles de fieles habían sido recibidos en La Meca, la ciudad más sagrada del islam, antes de que la cuota aumentara a 926.000 el año pasado.
“No puedo describir mis sentimientos“, relata Tasnim Jamal, una maestra egipcia de 35 años que realiza esta peregrinación por primera vez, después de varios intentos abortados.
El príncipe heredero, que dirige de facto el reino, Mohammed bin Salmán, visitó el martes Mina para evaluar la calidad de las infraestructuras y los servicios ofrecidos a los peregrinos, indicó la agencia de prensa oficial SPA.
El miércoles, los fieles procederán a la lapidación simbólica de Satanás, lanzando piedras sobre una gran estela que simboliza al diablo en el valle de Mina, antes de regresar a La Meca para una última circunvalación de la Kaaba, una práctica que consiste en dar la vuelta a este cubo negro gigante al que los musulmanes de todo el mundo se orientan para rezar.