Por: José Eliécer Palomino Rojas
Alza su sed de lluvia vuelta polvo, de cobijas con pliegues de arenas, en las orillas de los ríos, embalses y represas, anclados como canoas, lanchas o barcos sin remos o timón.
De repente a la luz de un nuevo día, alabanzas que se extienden de clamor social, dentro del colectivo humano, al no ver caer torrentes de lluvias en los ríos, humedales, embalses y represas, para mantener la vida vegetal, humana y animal…
Las virtudes mutantes de sabiduría, justicia y protección social, no dejarán morir los humedales, embalses, cultivos, animales, humanos y represas ni la casa planeta, al llegar la calma y la paz, no como ausencia de lluvias o de violencias, sino como posibilidades de logros, que llevan a una verdadera y sana convivencia espiritual y social…
Serán las lluvias torrentes de frescura, amor, acuerdo y bondad, que bajan a calmar y apagar las sequías, los incendios y las ansias de guerras, como manera de buscar la calma, la paz, y el estado vital de los cultivos, humedales, embalses, represas y corazones humanos, que desde su interior broten de si, sus buenos y humildes sentimientos, para contribuir a la red de los sueños y anhelos de un verdadero tejido social…
Me imagino las nubes, si no se derrumban por tierra, para humedecer y hacer crecer las fuentes de los ríos, los humedales, embalses y las represas, aumentarán los pliegues de polvo como arenas errantes, mediante la agonía de la humanidad mutante, al regresar la noche, el mañana o atardecer…
¿Por qué entonces se niega en soltar torrentes de agua, sobre los pliegues de arenas embalses y represas?
¡echa agua! a los ríos, cultivos, humedales, embalses y represas, para que no se extingan los bosques, humedales, cultivos, animales y la humanidad.
Las opiniones expresadas de los “columnistas” en los artículos de opinión, son de responsabilidad exclusiva de sus autores y no necesariamente reflejan la línea editorial de Diario El Mundo.
