Tegucigalpa – En Honduras, la corrupción ha alcanzado niveles alarmantes que reflejan una profunda desigualdad y una aguda necesidad en la población, junto con un deterioro evidente en los servicios básicos como salud, educación y empleo.
Según Luis León, analista político, los constantes informes del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) solo confirman la cruda realidad en la que vivimos. Los políticos, incapaces de enfrentar los problemas del pueblo, se han enriquecido a expensas de la corrupción, dejando a Honduras entre los países más pobres del mundo.
León subraya que ningún proyecto de reducción de la pobreza ha tenido éxito en el país, lo que refleja la desconexión de la clase política con las necesidades reales de la población. La pobreza persiste mientras los intereses personales priman sobre el bienestar colectivo.
Para él, la falta de renovación generacional en la política hondureña es un obstáculo importante para el cambio, ya que la necesidad de poder impide la llegada de nuevos líderes comprometidos con la mejora del país.
La lucha contra la corrupción y la búsqueda de una comisión anticorrupción enfrentan obstáculos, pero León cree que no son imposibles de superar si la sociedad hondureña se involucra activamente.
Sin embargo, critica la falta de movilización ciudadana en las calles, donde las redes sociales han reemplazado la protesta directa. La instalación de una comisión anticorrupción parece estancada debido a la falta de voluntad política en el Congreso Nacional, lo que refleja la resistencia de la clase política a cambios significativos.
En este contexto, León insta a la población a tomar decisiones informadas y maduras en las próximas elecciones, priorizando el cambio y la erradicación de la corrupción.
Es fundamental que los ciudadanos ejerzan su derecho al voto de manera consciente y responsable, buscando transformaciones reales en la gestión pública y exigiendo rendición de cuentas a sus representantes políticos.
