Debido al calentamiento global, el esfuerzo necesario para organizar carreras de esquí alpino y otras competiciones sobre nieve es cada vez mayor. También está cambiando la actitud hacia los deportes de invierno.
Por DW
Al final nevó un poco en el Rettenbachferner, cerca de Sölden, en Austria: en el glaciar, a unos 3.000 metros de altitud, la Copa del Mundo de Esquí Alpino inicia este fin de semana la nueva temporada con dos carreras de eslalon gigante. Desde el año 2000, la prueba inaugural del invierno se celebra tradicionalmente aquí.
Aunque hasta el último momento apenas hubo señales de verdadero invierno: las montañas que rodean el Rettenbachferner apenas estaban cubiertas de nieve. Las laderas hacia el valle aún están verdes, los árboles brillan con los colores del otoño. E incluso en el glaciar, la fina capa de nieve fresca apenas puede ocultar los problemas a los que se enfrentan lascarreras de esquí alpino.
Por eso, desde hace tiempo se discute un comienzo más tardío de la temporada. «¿Hasta qué punto debemos adaptar el medio ambiente al calendario que queremos tener?», se preguntaba también recientemente la estrella del esquí estadounidense Mikaela Shiffrin. «¿O deberíamos adaptar nuestros calendarios al medio ambiente?» Pero a esto se opone el deseo de la Federación Mundial de Esquí FIS y su presidente, Johan Eliasch, de que haya más competiciones. Por iniciativa del empresario sueco-británico, el calendario de la Copa del Mundo se ha inflado a 45 carreras para mujeres y para hombres. Apenas hay margen para aplazamientos o un comienzo más tardío de la temporada.
Juegos Olímpicos de Invierno en lugares sin invierno
Los Juegos Olímpicos de Invierno tampoco han sido una excepción. El Comité Olímpico Internacional (COI) concedió los Juegos de 2014 a Sochi, una ciudad balnearia a orillas del Mar Negro en una zona de clima subtropical. Las estaciones de esquí estaban alejadas, lo que supuso intervenciones en la naturaleza en la construcción de las sedes de competición y las rutas de conexión.
Pekín fue la sede en 2022. La capital china tampoco es conocida por sus inviernos nevados. Lo mismo puede decirse de las dos estaciones de esquí olímpicas, situadas en una región donde hace bastante frío pero apenas caen precipitaciones.
Aunque los intereses políticos del COI también influyeron en la adjudicación de los Juegos a Rusia y China, el número de ciudades que se presentan como candidatas a albergar unos Juegos de Invierno es cada vez menor.
«Cada vez son menos los países capaces de albergar Juegos Olímpicos de Invierno», afirmó Jules Boykoff, en entrevista con DW. El politólogo estadounidense de la Pacific University de Oregón lleva años analizando críticamente los Juegos Olímpicos y su impacto en la sociedad y el medio ambiente.
No hay seguridad en la planificación de los Juegos Olímpicos de Invierno
Para Boykoff, sin embargo, hay razones sociales además de los aspectos climáticos, independientemente de si se trata de unos Juegos de invierno o de verano. Dice que entre 2013 y 2018, los habitantes de numerosas ciudades rechazaron la candidatura olímpica. «En todo el espectro político, cada vez hay más gente que no quiere los Juegos en su ciudad o país porque son demasiado caros y contaminan el medio ambiente», explica a DW.