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La Casa Blanca sale a defender la independencia de la Reserva Federal

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El Gobierno de Biden sale al paso de propuestas del círculo del expresidente que debilitarían al banco central.

Por El País

El futuro de la política monetaria de Estados Unidos también pasa por el resultado de las urnas en las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre. Durante su presidencia, Donald Trump se mostró poco respetuoso con la independencia de la Reserva Federal y criticó a su presidente, Jerome Powell, al que él mismo había nombrado y al que luego renovó Biden hasta 2026. Ahora, no solo ha dicho que no contará con Powell para un nuevo mandato, sino que asesores en la órbita de su campaña se están planteando propuestas más drásticas. En ese contexto, la Casa Blanca ha salido en defensa de la independencia del banco central a través de su Consejo de Asesores Económicos (CEA, por sus siglas en inglés).

El citado organismo ha difundido hace unos días lo que casi parecería un artículo académico de no ser por el momento en que se publica. “La administración Biden-Harris no ha dejado de insistir en la importancia de un banco central independiente. Dado que esta cuestión se ha planteado en diversos contextos, el CEA pensó que era un buen momento para explicar qué es la independencia de los bancos centrales y por qué es tan importante”, empieza el comunicado.

Entre esos “diversos contextos” está la insistencia de Trump en cuestionar a Powell. Cuando estaba en la Casa Blanca, Trump le pedía bajadas de tipos. Ahora, sugiere sin fundamento que si los baja (lo que se ha convertido en poco probable a corto plazo) sería para ayudar a la reelección de Biden. Además de los comentarios públicos de Trump —y en sentido contrario, de algunos congresistas demócratas—, The Wall Street Journal revelaba hace unas semanas que aliados del expresidente estaban estudiando propuestas que erosionarían la independencia del banco central y que las habían plasmado en un documento resumen de 10 páginas.

Para empezar, aunque el mandato de Powell debería respetarse hasta su conclusión en 2026, argumentan que Trump tendría la posibilidad de nombrar un nuevo presidente de la Reserva Federal en caso de volver a la Casa Blanca. Bastaría con respetar que Powell siga en el consejo, según esa polémica tesis.

El grupo que ha estado trabajando en las propuestas está compuesto por antiguos cargos del Gobierno de Trump y otros aliados del expresidente, pero no juega un papel formal en su campaña. Junto a la hipótesis de cese anticipado de Powell, las propuestas contemplan que Trump tenga que ser consultado sobre las decisiones sobre tipos de interés y recomiendan someter a la revisión de la Casa Blanca y del Tesoro las regulaciones a aprobar por la Reserva Federal. Eso puede afectar al sector financiero.

El actual presidente, Joe Biden, ha dejado claro que respeta la independencia del banco central, a pesar de que tanto la inflación como los altos tipos de interés han erosionado su popularidad. Lo proclamó en mayo de 2022 en un artículo en The Wall Street Journal: “Mi predecesor degradó a la Fed y los anteriores presidentes han tratado de influir en sus decisiones de forma inapropiada durante los periodos de inflación elevada. Yo no lo haré”, escribió. Y luego le trasladó ese mismo mensaje en persona. La actual secretaria del Tesoro, Janet Yellen, fue la antecesora de Powell como presidenta de la Reserva Federal y la presidenta del Consejo Económico Nacional, Lael Brainard, vicepresidenta.

En su reciente publicación, la Casa Blanca insiste en que la investigación, la teoría y las pruebas revelan que la capacidad de un banco central para llevar a cabo la política monetaria sin interferencias políticas es un componente crítico de su capacidad para controlar la inflación. Así ocurre en casi todas las economías avanzadas y muchos países en desarrollo. En Estados Unidos, el Congreso estableció formalmente el doble mandato de la Reserva Federal de garantizar el pleno empleo y la estabilidad de precios y adoptó medidas para aislarla de interferencias políticas mediante la Ley de Reforma de la Reserva Federal de 1977.

El CEA señala que cuando la credibilidad se ve socavada por la influencia política, es menos probable que los individuos, las empresas y otros agentes que fijan los precios crean en el compromiso del banco central de reducir la inflación, lo que a su vez puede inducir una mayor inflación. Y recurre a una cita de otro expresidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, para argumentarlo: “Un banco central sujeto a influencias políticas a corto plazo probablemente no sería creíble cuando prometiera una inflación baja, ya que el público reconocería el riesgo de que los responsables de la política monetaria pudieran verse presionados para aplicar políticas expansivas a corto plazo que serían incompatibles con la estabilidad de precios a largo plazo”.

La Casa Blanca hace un repaso histórico para poner ejemplos de cómo un banco central no independiente puede verse sometido a presiones políticas para impulsar rápidamente. Recuerda que Richard Nixon presionó al entonces presidente de la Reserva Federal, Arthur Burns, para que diseñara una economía favorable a tiempo para las elecciones presidenciales de 1972. Y antes de eso, las tensiones entre el presidente Harry Truman y el banco central tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la Fed subió los tipos para contener la inflación.

“En la administración Biden (…) continuaremos con nuestro apoyo inquebrantable a la independencia del banco central”, concluye el BEA. “La historia no puede ser más clara en cuanto a las duraderas y perjudiciales consecuencias inflacionistas de ignorar esta lección o dar marcha atrás en los progresos duramente conseguidos en el último medio siglo”, añade, sin mencionar en ningún momento las propuestas de la órbita de Trump.

El propio Powell ha insistido en los últimos meses en la importancia de ejercer su tarea al margen de las presiones políticas. “En el caso de la Reserva Federal, la independencia es esencial para nuestra capacidad de servir a los ciudadanos. El historial demuestra que los bancos centrales independientes producen mejores resultados económicos”, dijo el mes pasado en un acto en la Universidad de Stanford. “Los responsables de la política monetaria de la Reserva Federal tienen mandatos largos que no están sincronizados con los ciclos electorales. Nuestras decisiones no pueden ser revocadas por otras instancias del Gobierno, salvo por vía legislativa. Esta independencia nos permite y nos obliga a tomar nuestras decisiones de política monetaria sin tener en cuenta cuestiones políticas a corto plazo”, añadió.

El precio del dinero está en el rango del 5,25%-5,5%, su máximo en más de 23 años. Hasta hace unos meses, parecía que el banco central iba a empezar a bajar los tipos de interés en los meses previos a las elecciones, pero los malos datos de inflación el primer trimestre han alejado los recortes. Los inversores esperan a que los miembros del comité de política monetaria actualicen sus previsiones el próximo 12 de junio, pero el mercado ya solo ve probable un recorte de 0,25 puntos antes de fin de año, en lugar de los tres que la propia Reserva Federal auguraba en marzo.

En la rueda de prensa posterior a la última reunión del comité de política monetaria, el pasado 1 de mayo, Powell retó a cualquiera a encontrar en las transcripciones de las reuniones de la Reserva Federal cercanas a anteriores elecciones cualquier referencia política. “Siempre vamos a hacer lo que creemos que es lo correcto para la economía. Esa es nuestra trayectoria. Eso es lo que hacemos. No miramos nada más. Ya es bastante difícil hacer las cosas bien desde el punto de vista económico. Estas son cosas difíciles y si tuviéramos que tomar todo otro conjunto de factores y utilizar eso como un nuevo filtro, se reduciría la probabilidad de que realmente acertemos con la economía. Así es como pensamos en ello y estamos en paz al respecto. Sabemos que vamos a hacer lo que creemos que es lo correcto”, insistió.

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