El tatuador caraqueño Allen Brum. Foto: Cortesía.
De ser un comerciante en la ciudad de Caracas, el venezolano Allen Brum pasó a ser un destacado artista en Madrid, España, por hacer del realismo y la fantasía un arte fuera de lo común.
Desde su infancia, el amor por el arte ha estado presente en sus venas. El primer contacto con el mundo del tatuaje lo tuvo cuando optó por plasmar una pieza en su piel. «Estaba muy joven cuando decidí hacérmelo, pero era un buen estudiante. No era rebelde. Así que no hubo mayor problema en mi familia», comentó Brum, al recordar sus primeras experiencias.
Y —aunque no imaginó convertirse en un profesional del arte corporal— ya se encontraba dándole inicio a su trayectoria artística, con estudios de Diseño Gráfico y el apoyo de diversos mentores que hicieron parte de su formación. Quienes se desenvuelven en el medio se caracterizan por un estilo en particular. Unos suelen realizar diseños minimalistas, otros se inclinan por el realismo en blanco y negro, pero el venezolano ha desafiado el estilo realista con técnicas de saturación de color, sin dejar espacios de piel, sin tantas líneas. Esto hace que tenga un aspecto llamativo, muy colorido. Entre sus creaciones, destacan los paisajes, animales y rostros.
«He pasado por unos seis estudios. También inauguré el mío, pero siempre es bueno aprender de otros. Actualmente, me encuentro en Madrid, trabajando de manera independiente. La experiencia en cada uno ha sido increíble. Como en todas las áreas, requiere de sacrificios que —con el tiempo— dan buenos frutos. Estoy cosechando lo que sembré con esfuerzo», agregó el caraqueño que, hasta el momento, ha llevado su talento a Alemania, Francia, Luxemburgo, España, Colombia…
Unas de las actividades comunes en la industria son los seminarios e invitaciones y, precisamente, son los planes de Allen para este año: conocer países y estudios donde pueda seguir creciendo profesionalmente. Además, pretende inaugurar un estudio, en los próximos meses.
Nota de prensa