El tenor italiano marcó el arranque de la segunda noche del Festival con un show sin precedentes en la historia del evento. Con 114 músicos, presentó una puesta en escena imponente, que incluyó bailarines, cantantes, violinistas solistas y hasta a su hijo Matteo, con quienes interpretó un repertorio que pasó de la música clásica al pop.
Por La Tercera
En la previa, la noche del lunes 26 de febrero, la segunda de Viña 2024 asomaba como una de las más diversas. La mezcla de público para ver al tenor Andrea Bocelli y al dúo pop argentino Miranda le daba un marco particular a la jornada. Pero el show del italiano era marcado como uno de esos imperdibles. “Esta noche va a ser histórica”, anunció María Luisa Godoy al salir a saludar al respetable junto a Pancho Saavedra, antes del inicio de la transmisión televisiva, alrededor de las 21.30 horas.
Un espectáculo de alto vuelo que fue valorado por el Monstruo con la entrega de las Gaviotas de oro y plata que incluyeron sistema braille. Hasta se pidió la de Platino.
Aunque fue uno de los días sold out, la gente llegó encima de la hora a la Quinta Vergara. Al arranque de la transmisión televisiva todavía era posible ver algunos parches en la platea, mientras aún había público entrando al recinto.
Y el arranque fue digno de aquella expectativa. Como si fuera una función en un teatro, la orquesta más el coro conducidos por el maestro Steven Mercurio, arrancó con una interpretación en solitario de Carmina Burana, una pieza clásica que el Monstruo recibió con una ovación. En ese momento coincidió con la entrada en escena de Bocelli, quien de inmediato hizo gala de su capacidad con una contundente interpretación de La donna è mobile, de la opera Rigoletto de Verdi. Un momento estremecedor, sostenido con un sonido limpio y bien definido.
Bocelli, quien llegó a Chile la noche del domingo 25 en vuelo privado al aeródromo de Torquemada, viene de presentarse en varias ciudades de Estados Unidos. Luciendo una chaqueta azul y sobria humita negra, despachó una entrada soberbia e incluso dejó espacio para la entrada de la cantante lírica puertorriqueña Larisa Martínez (quien lo acompaña en sus shows desde hace 3 años), mientras él hacía una discreta salida. De alguna forma, la música era la protagonista.
No es primera vez que un cantante lírico se presenta en el Festival de Viña. En 1974, hace medio siglo, cuando el Festival se decidía entre nombres como Carlos Ansaldo, Vicente Gaponov, Izidor Handler y el doctor Luis Sigall, el afamado tenor chillanejo Ramón Vinay (por quien Bocelli declaró sentir admiración, además del productor Humberto Gatica) fue presidente del jurado de la competencia.
La propuesta de Andrea Bocelli es de presentar pequeñas piezas de música docta, como Granada de Agustín Lara o Funiculí funiculá de L Denza. Por momentos se hace acompañar por Martínez, con quien incluso baila unos pocos compases de vals en escena. También lo acompañó la violinista Caroline Campbell, quien interpretó Tango Jaoluise de J Gade. Mientras, el Monstruo fue apenas una fierecilla domada que siguió con absoluto interés el espectáculo. Incluso, por momentos Bocelli dejó el escenario para dar paso a una pareja de bailarines, los que concentraron la atención del público en la Quinta Vergara y las redes sociales, de hecho pasadas las 22.00 horas Andrea Bocelli era trending topic en X (antes conocido como Twitter), con la friolera de 5.233 post.
En total, junto a Bocelli subieron a escena 74 músicos y 40 coristas de la Orquesta Metropolitana de Santiago, lo que suma un equipo de 114 profesionales, algo que hasta ahora no había ocurrido en el Festival. En la historia del Festival de Viña son contados los shows con tal despliegue en el escenario. Por ejemplo, en el año 2017, la cantante Isabel Pantoja fue acompañada por un ensamble de 90 músicos, y por su lado, Sting cantó junto a 50 músicos en su celebrada presentación del año 2011, uno de los mejores shows anglo que han pasado por la Quinta Vergara.
La segunda parte del show se concentra en el repertorio más pop. En ese momento pasan temas como All by myself, en la voz de la cantante Pia Toscano y hasta Bésame mucho, el inmortal bolero escrito originalmente por Consuelito Vásquez, que el italiano grabó para su álbum Amore (2006) con la producción musical del chileno Humberto Gatica. Le siguió el hit Vivo por ella, cantada en italiano, que fue seguida por la Quinta absolutamente estremecida. Luego invitó a Matteo, su hijo, a cantar canciones Fall on me, Dime y el cierre con la clásica Quando, quando, quando.
El público recompensó el show con aplauso que se escuchó agradecido como pocas veces. Y por cierto, vino el rutual de la entrega de las sendas Gaviotas de oro y plata, pedidas con fuerza por el Monstruo. Los trofeos fueron preparados con antelación, pues cuentan con una placa cuya leyenda está escrita en el sistema braille, atendiendo la ceguera del cantante. Un gesto de atención mínimo para un show que seguro pasará a la memorabilia del Festival de Viña. “Esta noche hemos vivido un momento memorable”, dijo Pancho Saavedra. El desbordado aplauso del Monstruo lo ratifica. El show además, marcó una alta sintonía promediando 35,4 puntos de rating y con un peak de 41,2 puntos a las 23.08 horas.