Tegucigalpa – La guerra comercial iniciada por Estados Unidos mediante la imposición de aranceles ha provocado una significativa caída en los mercados mundiales, incluyendo el sector energético.
El precio del petróleo WTI, referencia utilizada en América Latina, ha experimentado una notable reducción en las últimas semanas, pasando de 70.05 dólares el 26 de marzo a 61.50 dólares el viernes 11 de abril, lo que representa una disminución acumulada de 8.55 dólares por barril.
Esta tendencia bajista en los mercados petroleros internacionales responde principalmente al temor de los inversionistas ante un posible estancamiento o recesión global, consecuencia del enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China, las dos principales economías mundiales y, a su vez, los mayores importadores y consumidores de petróleo a nivel global.
Sin embargo, esta situación favorable para los mercados internacionales no se está reflejando adecuadamente en Honduras, donde el gobierno determina semanalmente los precios de los derivados del petróleo.
Durante la semana recién concluida, los combustibles registraron incrementos significativos: la gasolina superior aumentó 1.24 lempiras por galón, la regular subió 98 centavos y el diésel 14 centavos.
Para la semana entrante, las autoridades han anunciado que la gasolina superior experimentará un nuevo incremento de un centavo, mientras que la regular y el diésel tendrán rebajas modestas de 37 y 54 centavos respectivamente.
Estas pequeñas reducciones resultan desproporcionadas frente a la caída de más de 8 dólares que ha experimentado el precio del barril de petróleo en el mercado internacional.
La situación ha generado cuestionamientos entre expertos y consumidores, quienes se preguntan dónde queda el beneficio de la significativa reducción en el precio del crudo, especialmente cuando los analistas prevén que el petróleo podría seguir bajando hasta niveles cercanos a los 50 dólares por barril.
Este desfase entre los precios internacionales y los aplicados en el mercado local hondureño evidencia problemas en la metodología de ajuste de precios o posibles ineficiencias en la cadena de suministro y distribución, situación que termina afectando directamente el bolsillo de los consumidores hondureños que no perciben los beneficios de la caída del precio del petróleo en los mercados mundiales.