Tegucigalpa – La educación en Honduras atraviesa un momento crítico que combina problemas estructurales históricos con las secuelas de la pandemia, según el análisis presentado por Ynés Martínez en una reciente entrevista con el medio digital Hondudiario. La experta señala que esta crisis no es exclusiva del país, sino que refleja una problemática regional que afecta a toda Latinoamérica.
Según los datos presentados, antes de la pandemia aproximadamente 900,000 niños en edad escolar se encontraban fuera del sistema educativo hondureño. Si bien en 2023 se logró alcanzar una matrícula de 1.8 millones de estudiantes, esta cifra aún no recupera los niveles prepandémicos, evidenciando el impacto prolongado de la crisis sanitaria en el sector educativo.
World Vision Honduras, junto con otras organizaciones, ha emprendido una campaña nacional para fomentar la matrícula oportuna y el compromiso parental en la educación. La iniciativa no solo busca aumentar la inscripción escolar, sino también asegurar el acompañamiento familiar durante todo el año académico para mejorar los resultados de aprendizaje.
Entre los desafíos más apremiantes, Martínez destaca el bajo rendimiento académico y la comprensión lectora deficiente, que impactan negativamente en el desarrollo del razonamiento lógico y las habilidades matemáticas. Para abordar estas problemáticas, la organización trabaja actualmente en más de 140 municipios del país, implementando programas para mejorar la calidad educativa y la retención escolar.
El Estado hondureño ha implementado medidas como la matrícula gratuita y está desarrollando estrategias de política pública que integran la tecnología en el sistema educativo. Además, se han priorizado programas para fortalecer las habilidades fundamentales en lectura, escritura y matemáticas, mientras se incorporan iniciativas como la «cátedra morazánica» para fomentar una ciudadanía más activa.
A pesar de haber alcanzado la meta de 200 días de clase, Martínez enfatiza la necesidad de asegurar la calidad del tiempo en las aulas y la efectividad de los programas educativos. También señala desafíos adicionales como la inclusión de estudiantes con discapacidad, la erradicación del trabajo infantil y la adaptación del sistema educativo ante los impactos del cambio climático, especialmente en regiones vulnerables como el Valle de Sula y Tegucigalpa.
La coordinación interinstitucional entre World Vision y la Secretaría de Educación representa un paso positivo hacia la mejora del sistema educativo, aunque la experta insiste en que la transformación educativa requiere un esfuerzo colectivo y sostenido de todos los sectores de la sociedad hondureña.
