Tegucigalpa – Honduras enfrenta una nueva amenaza para la salud pública con la confirmación de la circulación del fentanilo en su territorio, según alertó el doctor y diputado Carlos Umaña. El Instituto Hondureño para la Prevención del Alcoholismo, Drogadicción y Farmacodependencia (IHADFA) ha identificado casos de adicción a esta droga, particularmente entre inmigrantes retornados desde Estados Unidos, lo que ha encendido las alarmas entre las autoridades y expertos en salud.
El fentanilo, un opioide sintético con una potencia 100 veces mayor que la morfina y 50 veces superior a la heroína, está ganando terreno a nivel global por su alta capacidad adictiva y su facilidad de producción. Umaña explicó que su fabricación no requiere procesos complejos y puede mezclarse con otras sustancias en una sola pastilla, lo que aumenta su peligrosidad.
“En dosis de apenas 2 miligramos, equivalentes a unos granitos de arena, puede ser mortal al deprimir los receptores respiratorios, dejando a la persona sin capacidad de respirar”, detalló el médico.
El diputado destacó que el consumo de fentanilo produce una euforia intensa, lo que explica su creciente popularidad entre los usuarios. Sin embargo, este efecto viene acompañado de un riesgo extremo. “Es tan adictivo que, en Estados Unidos, solo el año pasado murieron 80 mil personas por sobredosis relacionadas con esta droga”, señaló Umaña.
Además, advirtió sobre las secuelas en quienes sobreviven: “Muchos quedan en estado de ‘zombis’, vagando por las calles, porque el cerebro sufre hipoxia —falta de oxígeno— durante el consumo, causando daños irreversibles al organismo”.
Aunque la situación en Centroamérica aún no alcanza los niveles críticos de países como Estados Unidos o Canadá, la presencia del fentanilo en Honduras preocupa a las autoridades, que ya han solicitado a la población mantenerse vigilante ante un posible aumento en su consumo. Umaña subrayó que, a diferencia de otras drogas, el fentanilo no solo representa un problema de adicción, sino una amenaza directa a la vida por su potencia letal.
El llamado a la acción es claro: prevenir que esta droga silenciosa se convierta en una epidemia en el país. Las autoridades sanitarias y el IHADFA trabajan en estrategias para monitorear y contener su expansión, mientras expertos como Umaña insisten en la necesidad de educar a la población sobre sus riesgos. Con un panorama internacional que muestra las devastadoras consecuencias del fentanilo, Honduras se encuentra en un momento crítico para evitar que esta droga deje una marca imborrable en su sociedad.